Fue el 13 de febrero de 2011. Cuando la ceremonia todavía se celebraba en domingo. De hecho, fue el primer galardón de la noche. Él no se lo creía. “Estoy supersorprendido, contento y muy agradecido”. Se notó que quería aprovechar el momento. Tal vez por eso se alargó un poco más de lo debido el discurso de agradecimiento, una alocución que arrancó con el recuerdo al grupo de teatro alavés La Farándula -creado por Félix Petite- en cuyo seno el actor empezó a dar los primeros pasos. También la lluvia, de Icíar Bollaín, le brindó su primer Goya en la categoría de mejor interpretación masculina de reparto. Y fueron muchos los que creyeron entonces que el cine estatal estaba por fin cumpliendo la deuda que tenía con el gasteiztarra Karra Elejalde.
No en vano, cinco meses antes el actor había cumplido 50 años. Para entonces, su trayectoria tanto en el teatro como en el cine -y en menor medida la televisión- era más que destacable, sin olvidar su faceta como escritor de guiones y canciones, aunque esto último sea desconocido para la gran mayoría. Fue un Goya complicado por la competencia que tenía, ya que compartía nominación con Eduard Fernández (Biutiful), el fallecido Álex Angulo (El gran Vázquez) y Sergi López (Pa negre). Aún así, la Academia quiso reconocer su trabajo en un filme que llegó a aquella gala con 13 nominaciones, aunque solo consiguió tres.
Pero cuatro años después, Elejalde volvió a verse en las mismas. En esta ocasión, eso sí, ni él mismo creía tener la más mínima posibilidad a pesar de estar ganando otros galardones por el mismo trabajo en los días y semanas previos. “Esperaba que la comedia fuera castigada una vez más en los Goya”, confesó después en estas mismas páginas.
Esta vez, la entrega se produjo en sábado. El 7 de febrero de 2015 para ser exactos. El gasteiztarra volvía a estar nominado en la misma categoría, esta vez por el éxito de taquilla Ocho apellidos vascos, de Emilio Martínez-Lázaro. De hecho, de las cinco posibilidades que tenía el filme de llevarse premio, tres correspondían a su reparto. Esta vez, Elejalde se batía el cobre con José Sacristán (Magical Girl), Eduard Fernández (El Niño) y Antonio de la Torre (La isla mínima). Pocos apostaban por el triunfo en esta ocasión. Primero, por la competencia (sobre todo, en el caso de Sacristán). Segundo, por el hecho de haber ganado cuatro años atrás. Y tercero porque es verdad que los Goya nunca han sido muy amigos de las comedias y de las películas que consiguen resultados muy masivos en taquilla.
Aún así, con la gala más avanzada que en la ocasión anterior, el galardón fue a parar a sus manos. “Comparto este Goya con todo el equipo de la película y con alguien imprescindible para el éxito de esta peli, Martínez Lázaro. Y se lo dedico a la memoria de mi viejo, de mi tío Ramón y a Álex Angulo, ese gran compañero que ha sido siempre para todos los actores vascos. Cada uno de ellos y de una manera distinta me ha aportado mucho en mi trabajo. También se lo dedico a mi familia, hermanos, mi vieja, mi gente y a mi hija Ainara, que me salió muy bonita”.
¿Qué pasará este sábado 4 de febrero? Quedan seis días para saberlo. La realidad es que Karra Elejalde vuelve a estar nominado en la categoría de mejor actor de reparto y que de hacerse con el tercer premio sumaría una guinda muy importante a esta década imparable. Cabe recordar que, entre los profesionales del territorio alavés, sólo otra persona tiene dos estatuillas, la realizadora Maite Ruiz de Austri.
Esta vez, la posibilidad se la brinda la película 100 metros, de Marcel Barrena. Sus competidores son Javier Gutiérrez (El olivo), Javier Pereira (Que Dios nos perdone) y Manolo Solo (Tarde para la ira). Las quinielas no le sitúan en primera posición, pero todo se andará.
Además, como el propio actor ha dicho más de una vez, con o sin premios, él seguirá haciendo lo mismo mientras le dejen. Y que sea por muchos años.