bilbao - La actriz vallisoletana lleva toda la mañana atada al teléfono haciendo entrevistas, se resigna porque está vendiendo una historia que la vuelve loca, la de Juana, una reina que no reinó pero que nunca cedió la corona de Castilla. Representar la noche de bodas con Felipe El Hermoso dice que solo lo puede hacer alguien como ella que ha vivido lo mismo con idéntica pasión. Concha Velasco se siente casi de Bilbao, su carrera está en Bilbao, en sus teatros, sobre todo en el Arriaga: “Mira, tengo buenos recuerdos de DEIA, el periódico me dio dos premios, muy bonitos. Uno lo tengo enfrente en la librería, lo estoy mirando ahora mismo, el otro lo he puesto también a la vista para tapar un cable”.

‘Reina Juana’. ¿No sería Juana La Loca?

-Es un personaje desconocido aún siendo tan conocido. Todos sabemos quién era Juan La Loca, el mote es ese. Hay un cuadro precioso en el Museo de Londres que pone: Juana La Loca. Reivindico que pongan Juana I de Castilla.

Nunca dejó de ser reina pero la historia no la reconoce como tal.

-Ella nunca cedió la corona. Todos estuvieron en funciones: el emperador, su hijo, también (Carlos I de España y V de Alemania). Estuvieron en funciones como el gobierno de ahora, el de Rajoy, a ver si se ponen de acuerdo de una vez estos de ahora. Estuvo 46 años encerrada en Tordesillas y era la reina de Castilla. Ella no estuvo loca nunca y la última noche de su vida la obligan a confesarse.

Era hija de Isabel La Católica, pero Juana muy católica no era.

-Cierto, ella nunca se confesó. Siempre tuvo un gran rechazo a la Iglesia católica. Es que el día que ella nació estaban quemando herejes y toda su vida vio que se hacía lo mismo.

¿Una rebelde?

-Pues sí. Ella se volvió loca de amor por Felipe El Hermoso. Su madre, Isabel La Católica, se volvió loca por Fernando y lo que hizo fue quemar herejes, expulsar a los judíos de España, etcétera.

Mujeres pasionales y extremas.

-Ja, ja, ja? Las mujeres de aquella época, cuando los maridos las engañaban, tenían varias actitudes?

¿Diferentes a las de ahora?

-Bueno, ahora herejes no quemamos, ¿no? Esta lo que no estuvo nunca es loca. La encerraron porque nunca quiso confesarse, porque rechazaba la religión católica, era un problema religioso. Juana era una superdotada que hablaba idiomas, que tocaba instrumentos, que tenía una salud de hierro y a la que había que quitarse de encima.

Ella se culpaba de lo que había pasado con los comuneros.

-Uno de los momentos que a mí más me sobrecoge de esta obra es lo que a ella la mortificó hasta el último momento, sentía que había traicionado a los comuneros. Le dice a Francisco de Borja, su confesor: “Es difícil no caer en la tentación, padre. Estuve a punto de caer en ella y convertirme en la más poderosa reina” Ella, en el último momento, los traicionó y vio cómo los ejecutaban desde la ventana de Tordesillas. Es lo que le amarga la conciencia.

¿Es un papel fuerte?

-Pero enriquecedor. He vivido a lo largo de mi carrera grandes personajes que me han enriquecido. Yo sentía admiración por este personaje desde hace tiempo. Bilbao ha visto toda mi trayectoria, sobre todo el Arriaga donde voy a estar el martes y el miércoles. Ahí he hecho Carmen, Carmen; Yo lo que quiero es bailar, Olivia y Eugenio...

¿Qué mujeres le gustan para interpretar?

-María Antonieta, María Estuardo y Juana. A Shakespeare le faltó un pelo para haber escrito un drama maravilloso sobre la figura de esta reina cautiva.

¿Un personaje que consume mucha energía?

-Pues sí, pero lo disfruto mucho. Me gusta hacerlo. Al principio era tremendo y acababa exhausta, como diría Juana. Sufrir, llorar, amar en escena es un gozo que solo nos lo podemos permitir las mujeres actrices. ¡Cuántas mujeres quisieran vivir estos momentos que yo vivo en el escenario! Estoy muy orgullosa por tener la edad que tengo y vivir en el escenario una noche de amor como la que vivió Juana cuando ella recuerda su primera noche con Felipe.

Una suerte, ¿no?

-Figúrate, a mi edad revivir esos recuerdos.

Dice revivir.

-Por supuesto, si yo no hubiera vivido esos momentos en la vida real, no podría representar esa noche de pasión que tuvo Juana con 16 años con Felipe que tenía 18. Como a mí me ha pasado lo mismo, interpreto muy bien ese momento.

Se declara totalmente pasional.

-Soy una mujer apasionada. Ahora cada vez menos porque mis hijos y mi nieto me ponen en mi sitio. Me dejan reaccionar poco y yo les obedezco.

No tiene usted pinta de ser muy obediente.

-Ja, ja, ja? Tengo dos hijos muy inteligentes que me dicen: “Madre, ya tienes bastante con en el escenario, déjanos en paz un ratito. Escucha al nieto que te va a contar una cosa”.