Baile indie y psicodelia en el agur del BBK Live
Father John Misty ofreció un concierto inolvidable en elegancia y actitud
bilbao - El XI Bilbao BBK Live se cerró cuando amanecía el domingo con la asistencia de más de 102.000 personas. En su tercera y última jornada, huérfana de nombres mediáticos más allá del circuito alternativo, los más jóvenes bailaron con el pop indie de los británicos Foals y la psicodelia colorista de Tame Impala. Muy oscuros sonaron Editors y el estadounidense Father John Misty se marcó un concierto inolvidable y sexy, con actitud, elegancia y un repertorio que destiló clasicismo, en las antípodas de la modernidad.
La última jornada acogió casi 5.000 personas menos que en las dos últimas ediciones, lo que favoreció el tránsito, las consumiciones, la escucha y los bailes de los asistentes, que optaron por disfrutar en masa de los dos (medio) cabezas de cartel compartidos, Foals y Tame Impala, dupla que visualiza la apuesta (no concretada comercialmente) de la organización por contratar a grupos emergentes, en lugar de a otros consolidados de ediciones anteriores como Radiohead, The Cure, Muse, Coldplay, Depeche Mode?
A pesar de ello, el baile protagonizó el tramo central de la jornada, que arrancó con Tame Impala. Los australianos, apoyados por explosiones de formas y tonos coloristas en una pantalla que hicieron efecto a medida que anochecía, entregaron una sesión de pop indie de marcada carga psicodélica. Los vuelos de la banda liderada por Kevin Parker se iniciaron con Nangs pero pronto, con Let it happen, más bailable y pop, convirtieron el monte en una fiesta juvenil indie marcada por los bucles visuales y musicales, una voz filtrada y, a veces, robótica, guitarras que sonaban con los teclados y la creación de unos ambientes y texturas que envolvieron a los fans en un mantra lisérgico y onírico, especialmente en temas como Elephant o el bailable The less I know the better.
Más gente incluso logró congregar el quinteto Foals, otro de los favoritos de la crítica y el público indie. Manis Philippakis, su líder, sacó a pasear todas sus virtudes (y defectos) en Kobetamendi. A caballo entre el pop y la electricidad, alternó las canciones rockistas (de la inicial Snake oil al final con What went down) con latigazos pop como el de Mountain at my gates, un catálogo de épica con guitarras nerviosas, celebradas incursiones bailables con bajos tremendos en My number o con guiños a Vampire Weekend y belleza dream-pop en la sinuosa Spanish Sahara.
Entre ambos se coló Editors, grupo bien conocido del festival y que volvió a vestir de negro la noche al mirar atrás en su discografía y rescatar clásicos afterpunk de sus inicios como Smokers outside the hospital doors y Munich. El teatral y dotado vocalmente Tom Smith saltó del teclado a la guitarra para reconocer lo mucho que le gustan Echo & The Bunnymen en canciones como Sugar, y repasar ampliamente su último y quinto álbum, In dream, antes llevar al éxtasis a miles de personas con el riff de sintetizador de Papillon en un tramo final entregado al baile. Oscuro, eso sí.
Tras el seudónimo de Father John Misty se esconde el antiguo batería de Fleet Foxes, el barbudo Josh Tillman, que creció con la música de raíz estadounidense y seguramente arqueará las cejas cuando oye la palabra indie. En Kobetamendi, a media tarde y jugando en terreno enemigo, se marcó el concierto de la velada. Más clásico imposible, repasó sus dos discos con la actitud de una estrella, bailes sexy como los de Nick Cave, una elegancia tremenda y una voz que se paseó con comodidad por terrenos folk, country, guiños a la canción californiana de los 70 y a las raíces negras del soul y r&b.
De rodillas, revolcándose por el suelo o fundido con el público, Tillman ejerció de chamán con temazos como I love you, honeybear, la crítica Bored in the USA o la implorante When you’re smiling and astride me. Poco antes, la australiana Courtney Barnett demostró maneras (y canciones) para recordarnos con su rock rugoso y eléctrico de corazón folk y garajero más a PJ Harvey que a un remedo masculino de Kurt Cobain.
102.000 asistentes La XI edición del festival ha cerrado con una asistencia total de 102.865 personas (el año pasado fueron 120.000), tras las 35.287 que acudieron a su tercera y última jornada. Desde la organización se ha recordado que Basoa, el espacio novedoso de este año destinado a la música de baile, “ha sido uno de los grandes atractivos del festival”. Desde Last Tour International se destacó ayer que “el ambiente ha sido, un año más, sensacional, tanto en el recinto como en la ciudad”, gracias a las actuaciones gratuitas ofrecidas en las calles de la capital. Hoy se podrá adquirir el bono para la próxima edición del festival, que se celebrará los días 6, 7 y 8 de julio de 2017. El precio es de 80 euros más gastos en www.bilbaobbklive.com.