CON la estética particular que el conocido empresario Pedro Li imprime a sus locales, el Oishii Thai se alza como el restaurante thailandés de moda en Bilbao. En el centro de la capital vizcaina, muy cerca de Azkuna Zentroa, conquista al comensal que busca una propuesta sana y sabrosa, basada en género fresco y de primera calidad, a un precio ajustado.

Los currys son protagonistas de las elaboraciones del Oishii Thai, mostrando a través de sus sabores y aromas la diferencia entre la cocina del norte -mucho más especiada y picante- y la del sur de Thailandia.

En la carta abundan las pastas y mucho aderezo así como las recetas a base de pollo y verdura. Si bien no falta el pato, la proteína estrella de la cocina tailandesa. En los postres, los sabores siguen siendo cien por cien thai, con creaciones como el lingote de chocolate relleno de crema de lichi, el bizcocho de té verde macho relleno de chocolate blanco, la milhoja de crema de mango con helado de coco o los triángulos de coco frito.

En Oishii Tay, todo se elabora al momento, nada es precocinado. Además, prestan una atención especial a las personas alérgicas. Con estas claves se va haciendo un hueco en la hostelería bilbaina y ganando clientela cada vez de más edad, “todo un logro, ya que los sabores exóticos calan antes entre los jóvenes”, explican sus responsables.

En la bodega, para acompañar, ofrecen un gran surtido de cerveza oriental así como vinos especiales definidos por el sabor que mejor acompañe a la comida.

A punto de cumplir un año en Bilbao, ofrecen carta y dos menús degustación. Para grupos de en torno a 10 personas incluso confeccionan el menú a la medida.

En Oishii Thai, los camareros son asesores dispuestos en todo momento a ayudar al comensal a elegir. Así, confeccionan el menú al momento si así lo requiere el cliente que no sepa bien qué pedir. No obstante, la carta está muy explicada “para que todo el mundo salga satisfecho”, explica su equipo de profesionales. Este se compone de nueve personas trabajando en sala y siete en cocina, con una ley común: “Hacer del ocio de la gente lo mejor”. Y para ello aseguran que la sonrisa “es ley de la casa”.

Con objeto de que sus clientes se sientan a gusto les brindan dos comedores muy diferentes. Uno colonial, de madera, luminoso, y otro negro, espectacular, con iluminación en el centro de las mesas, más íntimo y silencioso. En suma, dos ambientes muy diferentes para acoger a unos 150 comensales. Eso sí, se aconseja reserva.