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"Como somos de Bilbao queríamos sonar muy grandes"

Los vizcainos estrenan ‘En el altar de la locura’, un disco que han grabado entre Urduliz y Los Ángeles con los reputados productores Rafa Sardina y Cheche Alara

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bilbao - “Queríamos dar un paso adelante porque somos muy autoexigentes”, explica Eneko Miguel, bajo y cantante de El Hombre del Tiempo, el trío barakaldarra que ha logrado que productores de prestigio como Rafa Sardina y Cheche Alara hayan colaborado en su segundo disco, En el altar de la locura (Warner), álbum de pop-rock grabado a caballo entre Urduliz y Los Ángeles. “Como somos de Bilbao, queríamos sonar muy grandes”, explica.

Su primer paso fue un disco independiente que presentaron en Central Park y en el Gran Premio de Valencia de Motociclismo.

-Lo recuerdo con nostalgia, fue un disco de transición porque éramos un cuarteto y Rubén, el cantante, abandonó la banda. La gira fue muy bien y nos hemos ajustado a la formación de trío de rebote, aprendiendo en el nivel técnico y exprimiendo nuestra creatividad al ser uno menos. Teníamos que dar un paso adelante porque somos muy autoexigentes.

¿Llegaron primero los reputados productores o la oferta de la multinacional?

-Queríamos sonar muy grandes e intentamos contactar con Rafa, a quien seguíamos de sus discos junto a Stevie Wonder, Elvis Costello, Alejandro Sanz... También grabó Argiak con Ken Zazpi. Y como somos de Bilbao, le llamamos. En un viaje al norte del Estado tuvimos la fortuna de tocarle en directo las últimas canciones y todo fue rodado. La atracción fue mutua y hemos esperado meses para sacar el disco como queríamos. Ahí llegó Warner para darnos la posibilidad.

¿Cuándo se sumó Cheche Alara, que ha trabajado con Mike Patton, Lady Gaga y Alicia Keys?

-Ha sido una pasada trabajar con él, como arreglista y co-productor. Fue decisión de Rafa. Ambos, gigantes de la industria, han sido como magos porque visualizaron cómo eran las canciones en nuestra mente y con sus arreglos hicieron posible que sonaran como una gran producción. Ha sido un placer y un honor trabajar con ellos.

El disco es fruto del trabajo en Urduliz y Los Ángeles ¿no?

-Sí, aquí volvimos a grabar en los estudios Tio Pete. Vinieron ambos y fueron tres semanas de gran intensidad porque Rafa es muy exigente y siempre pedía una toma más, otra mejor. Luego fuimos a Los Ángeles, a cerrar arreglos, la mezcla y la masterización. Al final, grabamos un vídeo en Salton Sea, una zona desértica al sur de California, con Pedro Castro.

El sonido es impactante, puede competir con el de cualquier músico que esté en lo alto de las listas internacionales.

-(Risas). Gracias, era lo que buscábamos. En el local surge todo, estando los tres trabajando, pero luego había que grabar bien. Estamos orgullosos del sonido logrado, tan puro como potente. Hay pistas extras, claro, pero la esencia es la del bajo, guitarra, batería y voces.

Disco de pop rock, creo que miran a Gran Bretaña en su faceta pop y a Estados Unidos cuando le dan a las guitarras. ¿Me equivoco?

-Has dado en el clavo, en el centro de la diana. Los tres tenemos cosas en común pero venimos de estilos diferentes, lo que ofrece una magia especial. Las influencias británicas son evidentes pero el sonido, sobre todo en directo, es más rockero y americano, y creo que la producción lo ha logrado. Teníamos en mente a Killers, Pearl Jam, The Police, Queen, Radio Futura, Itoiz?

Desde ‘Acción’, la canción que abre el CD, al single, ‘Mi filosofía’, es un disco que alude a la libertad, a la esperanza, al riesgo y avanzar.

-Así es. Se llama En el altar de la locura porque es la primera frase del CD. Es una expresión que trasmite lo que hemos vivido con estas canciones. Alude a un espacio donde podemos ser fieles a nosotros mismos y a hacer caso al corazón. Hay que creer en el día a día, en las decisiones sinceras y en lo que haces. Ante la adversidad, energía positiva.

¿Hay planes ya de gira estival?

-Creemos que es un disco para defenderlo en directo, pero la gira de verdad no empezará hasta otoño. No nos ponemos fronteras ni muros. Hay ganas de directo y nos gusta el escenario por lo que buscamos tocar aquí, en el Estado y si hay que cruzar el charco, también. Donde nos dejen, iremos.