Un número uno contra todos
Robe Iniesta, líder de Extremoduro, vende más discos en su debut en solitario, ‘Lo que aletea en nuestras cabezas’, que Alejandro Sanz, Muse y pablo Alborán
el líder de Extremoduro, Roberto Robe Iniesta Ojea (Plasencia, 1962), es una persona y un músico atípico. Refractario a las entrevistas, se permite el lujo de editar discos y no realizar giras y, a pesar de ello, gozar de una admiración y ventas solo comparables a las de las grandes estrellas musicales del pop. Lo ha vuelto a hacer esta semana, en la que se ha alzado a lo alto de la lista de ventas del Estado con su debut discográfico en solitario, Lo que aletea en nuestras cabezas (El Dromedario Records), un disco controvertido al ser más calmado que los de su grupo.
Nadie parecía poder desbancar a Alejandro Sanz del primer puesto de la lista de ventas. Y al acecho estaban Pablo Alborán y un grupo como Muse, que también estrena disco y ha vendido millones de sus trabajos anteriores. Pues llega Robe y les pasa a todo ellos con su debut en solitario, un disco que el músico (y novelista ocasional) extremeño ya anunció con motivo de la última gira de Extremoduro, la de presentación de Para todos los públicos, gran éxito del rock estatal ya que de su anterior álbum, Material defectuoso, no hubo conciertos de presentación.
Y tampoco habrá gira de este primer paso en solitario de Robe, Lo que aletea en nuestras cabezas, que surgió “en Plasencia, en el verano de 2013”, según su autor, que lo ha grabado con un equipo de músicos extremeños de diferentes generaciones y proveniente de proyectos diversos, la mayoría dados a conocer en bandas alejadas del rock rabioso (a la vez que lírico) del grupo que firmó Puta, So payaso o Jesucristo García.
Robe asegura que la raíz del disco está en su deseo de “pasarlo bien” y de sorprenderse a sí mismo fuera del férreo corsé estilístico que supone un grupo como Extremoduro, aunque él sea el compositor y líder.
En su mente, la idea era “ser original” y tratar de “no repetirme”. En su opinión, “primero me tengo que sorprender e ilusionar yo, para sorprender luego a la gente; sorprenderte es hacer que te entren ganas de hacer cosas, y las ganas hay que cuidarlas mucho”.
El de Plasencia, que ya había coqueteado con proyectos paralelos a Extremoduro como Pedrá y Extrechinato y Tú, creó estas canciones de forma paralela a las del último CD del grupo, pero “no le pedían distorsión”. Según su autor, “fueron los instrumentos los que decidieron” que deberían formar parte del debut, que tendrá continuidad ante el descanso temporal confirmado de la banda. En realidad, ya se encuentra trabajando en el proyecto.
corazón Lo que aletea en nuestras cabezas, disco parido “desde el corazón, no la cabeza”, es un trabajo como los de antes, con ocho canciones (43 minutos? y punto) de larga duración (la mitad supera los seis minutos) y una instrumentación diferente a la habitual (saxo, violín, piano?) y alejada del rock trasgresor, lo que resulta evidente por la ausencia de Iñaki ¡Uoho! Antón, guitarra de Extremoduro y ex Platero y Tú. En él se le canta al “deseo contenido” -así suena, contenido y acústico- y a “dejar la puerta abierta siempre”. A lo que le dicten las tripas.
El álbum se inicia con Un suspiro acompasado, una canción folk y con cuerdas de diez minutos, que incluye unos bellos versos: “he notado una brisa pasajera que me ha dicho que, tal vez, si quisiera... respira y noto su respiración; habla y sueño con su voz y con ella”. Versos de amor, sí. No es la primera vez, pero en este caso casi monopoliza un disco de Robe, que sigue -con un latido funk y algo de rabia rockera- en ?y rozar contigo. Y el amor trae consigo el desamor. Y de él hay también en el CD, como prueba Nana cruel, un vals son saxo arrebatado y letra desesperanzada: “yo que creía firmemente en el amor? yo, que estudié al ser humano, te digo que no, que ya nada espero/ ahí fuera solo hay monstruos, gente que te compra y te vende, te odia y te miente, que roba, te mata, te viola y no siente nada”.
lunas lunáticas De manera urgente es la canción más experimental y exótica del lote, contrapunto a la obvia Por ser un pervertido. La primera, con espíritu rock y hechuras arábigas y flamencas, incorpora unos versos escalofriantes: “y si de repente cayera la luna, y si de repente no te volviera a ver, de manera urgente caería en la locura y, de manera urgente, tendrías que volver”.
Robe, todo genio y figura, deja para el cierre Contra todos, una declaración extrema y dura -“otra vez me levanto contra todos”- con un piano accesible y de ecos flamencos.
Ofrece los únicos versos de contenido sexual del disco -“y esta flor, que ya sabes que es tuya, se descapulla, recordando el roce de tus pelos”-, enmascarados entre metáforas. Ahí se luce Robe, ese tipo que enciende hogueras “solo con hablar” y que canta, irónico, que “al camino recto, por el más torcido, vengo derecho”.