“Mi trabajo es un homenaje al remo y a los valientes que lo practican”
Bilbao Photo Experience expondrá 35 imágenes que narran la historia del remo a través de los momentos más espectaculares y desconocidos de este deporte
Bilbao - La mar ha tenido un puesto privilegiado en la historia de los vascos, tanto que se ha convertido en el escenario de uno de los deportes más tradicionales de Euskal Herria: el remo. Admirado por este mundo, Humberto Bilbao lleva más de 15 años inmortalizando los momentos más espectaculares y también los más desconocidos de lo que para muchos, al igual que para él, es algo más que una afición: “Es una religión”. Precisamente, bajo el nombre de La liturgia de un deporte, este fin de semana presentará una recopilación de 35 fotografías sobre las traineras que se expondrá en la primera edición del Bilbao Photo Experience. ¿Su objetivo? Sintetizar la épica, el esfuerzo y la tradición de este deporte.
‘La liturgia de un deporte’. ¿Hasta qué punto el remo es más que una afición?
-Hasta el punto de que más de un aficionado ha llegado a inscribir el escudo de su equipo de remo en su lápida, tal y como muestra una de mis fotos. Esta recopilación es la escenificación de una religión, que reúne momentos como el naufragio de una trainera en la mitad de la Bahía de Plentzia. Son momentos que hacen ver la dureza y lo especial de este deporte.
Más de quince años resumidos en 35 fotografías. ¿Ha sido muy dura la elección?
-Bastante. Son imágenes que he ido recopilando desde hace mucho tiempo. Algunas tienen quince años, otras diez y algunas solo dos meses. Cada una de ellas, independientemente, tiene un sentido, porque cuentan una historia. Está, por ejemplo, la imagen del remero que cae desmayado en invierno por el sobreesfuerzo cuando termina una de prueba. Representa una historia de lucha y esfuerzo, de la dedicación suprema de estos deportistas. Pero más allá, en conjunto, estas 35 fotos cuentan una historia más grande: la historia del remo. No es una secuencia de imágenes una tras otra, sino que tiene un sentido. Por ello he tenido que suprimir muchas, que aunque espectaculares, no encajaban con el objetivo que me había marcado. Pero todas muestran otro punto de vista, algo que los aficionados habituales no suelen ver.
¿Como por ejemplo?
-Hay imágenes emblemáticas, como la del naufragio de la trainera de Santurtzi en el campeonato de Euskadi en el año 2002. Luego hay otras que muestran cómo son las pruebas por dentro o cómo se entrenan los remeros en la época en la que no hay competición: las pruebas de oxígeno con mascarilla, los desmayos y los vómitos cuando acaban esas pruebas, las condiciones en las que llegan a salir a la mar. Hay algunos que entrenan con pesas tradicionales a más no poder, hechas con ruedas de camión. Son cosas que la gente no suele conocer y que demuestran el gran reconocimiento que se merecen los remeros por competir cada verano.
¿Cómo se consiguen imágenes tan espectaculares?
-Para empezar, hay que conocer este deporte profundamente, además de saber cuándo la mar te deja estar en unas situaciones o en otras. También hay que tener en cuenta dónde está el sol y saber dónde colocarte. Y estar al tanto de lo que pasa: una emisora de radio al lado no te puede faltar. Pero lo realmente imprescindible es lanzarse a la mar. Salvo en raras ocasiones, lo que realmente destaca y hace resaltar las imágenes es colocarse a ras de agua. Desde tierra olas de cuatro o cincometros no se ven tan espectaculares, ni siquiera cuando se tragan una trainera. Pero en el mar, fotografiar cómo desaparece una trainera engullida por las aguas y al de unos segundos remonta y logra salir es algo visualmente muy espectacular.
Tras tantos años cubriendo este tema, ¿qué es para usted lo que tiene de especial el remo?
-La autenticidad. Es un deporte tradicional en el que quien lo practica lo vive al mil por cien. En mi exposición se puede ver el esfuerzo que supone para los remeros, y no solo durante las competiciones, sino también en otoño, en invierno y en primavera. Entrenan casi todos los días después de trabajar y los fines de semana también los dedican a prepararse más. Y todo ello para competir un mes y medio o dos. Mi exposición es un homenaje al remo y a los valientes que lo practican.
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