bilbao - Los investigadores que buscan los restos de Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares, 1547; Madrid, 1616) en la iglesia de las Trinitarias de Madrid desde hace más de un año creen haber encontrado algunos de los fragmentos de huesos del autor de El Quijote, casi 400 años después de su muerte. “A la vista de toda la investigación realizada en este caso, es posible considerar que entre los restos localizados en el suelo de la cripta se encuentren algunos pertenecientes a Cervantes. Son muchas las coincidencias y no hay discrepancias”, afirmó el director del proyecto de investigación, el antropólogo forense vasco y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Francisco Etxeberria, en una multitudinaria rueda de prensa. Etxeberria, matizó, no obstante, que hay evidencias históricas y arqueológicas pero no prueba de ADN. Por un lado, los restos, una mandíbula y varios huesos de los brazos y la cadera, junto con los de su esposa, Catalina de Salazar, están “muy degradados” y “muy fragmentados”, una de las dificultades para certificar a través de un análisis de ADN que pertenecen al escritor.
El antropólogo vasco agregó además que, aunque en el laboratorio fuese posible finalmente elaborar un perfil genético “bueno” para compararlo con un familiar de Cervantes, habría otra dificultad: que el escritor no tuvo hijos y que los únicos restos conocidos de un familiar - su hermana, sepultada en 1623- se hallan en un osario común en Alcalá de Henares. Tampoco se han podido determinar patologías compatibles con los padecimientos bélicos de Cervantes. Por ello, Etxeberria comparó la tarea de certificar a través del análisis químico que los restos son del escritor con “lo que hizo Quijote”, el personaje literario creado por Cervantes más conocido.
El equipo de investigación apuntó, no obstante, que los trabajos continuarán, a la vez que han reconocido que la presión de los medios de comunicación les ha llevado a adelantar estos resultados preliminares. Pese a ello, insistieron en que el resultado arrojado no va a variar de ahora a dentro de unos meses. “Nosotros estamos convencidos de que tenemos en estos fragmentos algo de Cervantes, pero no puedo ofrecer una certeza absoluta”, dijo el forense
Los huesos de Cervantes y su mujer fueron encontrados junto a los de otros quince cuerpos, que fueron inhumados entre 1612 y 1630 en un lugar distinto al actual, y que fueron trasladados a la cripta entre 1698 y 1730, en el momento en que estaban terminando las obras de construcción del convento. Según expresó en la rueda de prensa la antropóloga Almudena García Cid, concretamente hay restos de un mínimo de cinco niños y un mínimo de diez adultos (de ellos, cuatro masculinos, dos femeninos y cuatro indefinidos).
Los restos se encontraban en el subsuelo, en el conjunto que los investigadores nombraron con el punto 32, y estaban junto con una moneda de 16 maravedíes de Felipe IV y prendas litúrgicas, entre otros objetos que permitieron datarlos en el siglo XVII.
La investigación ha costado 124.000 euros y ha estado apoyada por el Ayuntamiento de Madrid.
exposición pública Sobre qué pasará con los restos del escritor y la posibilidad de que sean expuestos al público, el historiador Francisco José Marín Perellón, funcionario del Ayuntamiento y archivero, indicó que no corresponde al Gobierno local esta decisión, que dejó en manos del convento de las Trinitarias y de la Real Academia Española, que ostenta la tutela del edificio.
De momento, la madre superiora, sor María Amada de Jesús, del Convento donde encontraron los restos de Miguel de Cervantes, aseguró que se alegran “mucho” del hallazgo y creen que ahora habrá que subirlos a la Iglesia y enterrarlos en un lugar que la gente pueda visitar. “Habría que buscar un sitio correcto donde los pudiera ver la gente, porque ahí en la cripta, la escalera está muy mal y vienen muchos grupos de jubilados. Habría que ponerlos en la Iglesia”, explicó la religiosa.
En todo caso, dijo que se quedarán en el Convento de las Trinitarias porque “él quiso estar aquí”. “Ahora no le podemos preguntar si quiere cambiar”, bromeó sor María.
Sobre la posibilidad de sacar los restos de la iglesia para realizar la prueba de ADN, la madre superiora apuntó que el obispado lo prohibió y que este punto aparecía recogido en los documentos que firmaron, por lo que estarán “a lo que diga la autoridad”. En cualquier caso, recordó que los investigadores llevaron a la cripta “muchos aparatos”. “Han tenido que hacer muchas pruebas”, explicó.
La mayoría de los grandes escritores del Siglo de Oro, como Lope de Vega, Calderón o Quevedo no han tenido tan buena suerte como Miguel de Cervantes en cuanto al hallazgo de sus restos se refiere, según explicó el investigador y secretario del Grupo de Investigación Siglo de Oro (Griso) de la Universidad de Navarra, Carlos Mata Indurain. Así, Lope de Vega fue enterrado en la Iglesia de San Sebastián de Madrid, pero debido a la historia de España, “muy convulsa, con muchas guerras, muchas revoluciones”, en algún determinado momento, los restos se perdieron, pasaron seguramente a una fosa común y ahora se encuentran “no localizados”.
Con Calderón pasó algo “parecido”, ya que fue enterrado en la iglesia de San Salvador. En el siglo XIX sufrió una serie traslados, sus restos pasaron a reposar en la iglesia Nuestra Señora los Dolores, pero durante la Guerra Civil esta iglesia sufrió un saqueo y los restos terminaron perdidos. También similar fue el caso de Quevedo, que murió en Villanueva de los Infantes, fue enterrado en la iglesia San Andrés Apóstol y, por diversas circunstancias, los huesos se mezclaron con otros. Al igual que con Cervantes, hace unos años también se organizó un equipo de investigación para localizarlos y se encontraron algunos huesos que se cree que pertenecían a Quevedo, por evidencias externas y datos de tipo histórico.