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El conflicto sino-japonés llega a Londres de la mano de Li Ying

El director estrenó la película ‘Yasukuni’ sobre las discrepancias históricas entre Japón y China

El conflicto sino-japonés llega a Londres de la mano de Li Ying

Hoy, a las 10.13 horas, China volverá a tocar la sirena para homenajear a sus difuntos en la masacre de la ciudad de Nankín y a los fallecidos durante la Guerra de Invasión de Japón, cuando se celebra el 77 aniversario. El cerco y la invasión de las tropas japonesas provocó que durante casi un mes y medio fallecieran 300.000 personas en esta ciudad, antigua capital de China situada a 200 kilómetros de Shanghai, en un conflicto que hasta 1945 dejó un saldo de 35 millones de soldados y civiles chinos muertos.

La celebración del día de hoy como Día Nacional para Memoria de las víctimas de la masacre japonesa, ha sido creada recientemente por el Gobierno chino, si bien muchos líderes conservadores japoneses siguen negado los hechos. Las diferencias históricas entre Pekín y Tokio tienen su mayor punto de colisión en el santuario de Yasukuni, donde se honra a los militares japoneses caídos, entre ellos 14 criminales de guerra, lo que provoca el enfado constante de Pekín cada vez que los líderes japoneses lo visitan.

En Londres, el director de cine chino Li Ying, estrenó ayer una película que precisamente lleva por nombre Yasukuni, en la que explica una situación “compleja” para los dos países pero con la que pretende dar un conocimiento sobre la historia “muy necesario” para la sociedad.

Tras participar en los festivales de Busan, Berlín y Hong Kong, Li espera algún día poder presentar su obra en el festival de cine de Donostia, pero por el momento se muestra encantado en su primera visita a la capital británica, coincidiendo con el aniversario de la masacre de Nankín y el 70 aniversario en 2015 del fin de la Segunda Guerra Mundial.

“El verdadero objetivo de la película es probar el simbolismo de alma y espíritu del templo Yasukuni en Tokio, desafiando las nociones absurdas de nacionalismo y de guerra estética, haciendo una reflexión sobre la tragedia de las guerras en general”, explicó Li durante una entrevista con DEIA en la sede de la Academia de Cine Británico en Londres. Para Li estamos ante una película sobre la guerra y la paz y espera que suscite debate en Japón sobre el santuario de Yasukuni y el papel de Japón en la Segunda Guerra Mundial.

En estos momentos las relaciones entre China y Japón registran avances tras un par de dos años estancadas por sus discrepancias históricas y de disputas territoriales. Durante la reciente cumbre de la APEC, celebrada en noviembre en Pekín, los presidentes de China y Japón, Xi Jinping y Shinzo Abe, mantuvieran un histórico encuentro y trataron de que la cooperación vuelva a un “punto sano”. Tras vivir casi la mitad de su vida en Tokio, donde fue a estudiar cine japonés desde su Cantón natal, el director chino se emocionó con la historia del último fabricante de espadas de Yasukuni vivo, Naoji Kariya, de 90 años, al que entrevista en la película.

Almas heroicas El templo encarna las almas heroicas de 2,5 millones de militares muertos en Japón “en una espada, un símbolo del espíritu samurái” y son también clave para muchos de los problemas a los que se enfrenta Japón para hacer frente a la guerra y a sus relaciones con el resto de Asia, puntualizó Li.

La película no fue bien recibida por todos los japoneses, de hecho una parte de la sociedad defendió que no dejaba en buen lugar a su país, intentando boicotear su proyección en muchos cines. Sin embargo, en la película llegan a presentarse el caso de abuelas japonesas que recogen firmas para una petición que niega que la masacre de Nankín haya sucedido. “Sin embargo, creo que todavía no podemos hacer frente a la pregunta abiertamente, lo que prueba que todavía hay problemas”, lamentó el director, partidario de que se traten las dificultades y de no escapar sin dar soluciones. Li explicó que cuando hicieron proyecciones de la película en escuelas y universidades chinas la respuesta general fue muy buena, desde un punto de vista muy racional y queriendo entender lo que pasó y tratando de esta a este conocimiento. “Soy chino y tengo unos recuerdos muy profundos de la Segunda Guerra Mundial, pero a la vez conozco Japón muy bien porque llevo viviendo allí 25 años”, dijo Li.

El director pasó diez años grabando este proyecto y contó con financiación de Japón, China y Corea del Sur. “Por suerte ahora la situación económica de China es mejor y es más fácil encontrar financiación para mis películas”, subrayó el director.

Li recalca que la sociedad japonesa no tiene una opinión única y cerrada sobre el santuario y apunta como parte del problema a ciertos políticos japoneses que visitan Yasukuni sin reparos. “Yo confío en que el futuro será mucho mejor y bonito, creo que la mayoría de los japoneses son muy amables y pacifistas, parte del equipo técnico para hacer este documental estaba formado por japoneses, que terminaron siendo mis amigos”, recalcó.