Donostia - Garbi Losada tiene tras de sí una prolífica y exitosa trayectoria como autora y directora teatral, pero con toda seguridad, de los muchos textos que ha alumbrado en su vida, el que leyó anoche en el Victoria Eugenia habrá sido el que más dolor y sufrimiento le ha costado. Paradójicamente, es también uno de los más bellos, aunque ella, por supuesto, habría preferido no escribirlo. En cualquier caso, su lectura en voz alta y llorosa fue el momento más emocionante del luminoso homenaje que el mundo de la escena vasca dedicó a su hermano, Koldo Losada, asesinado el mes pasado en Bilbao presuntamente a manos de su pareja.

Hace unos días, las compañías de teatro y los intérpretes vascos anunciaron la organización de un acto, Notas para Koldo, que solo podían realizar de un modo: sobre el escenario. Y así fue. Las puertas del teatro donostiarra se abrieron hacia las 17.00 horas para ir recibiendo a familiares, compañeros, amigos y espectadores que libremente acudieron a la cita. Repartidas sobre las tablas había decenas de lámparas de colores al lado de las cuales varias personas fueron depositando sus notas en recuerdo del actor. En el patio de butacas se reunieron profesionales como Ana Pimenta, Asier Hormaza, Gorka Otxoa y Josean Bengoetxea, entre muchos otros, e incluso hubo algunos llegados de fuera de Euskadi, como Álvaro de Luna o Mario Pardo.

Al fondo del escenario pendía un gigantesco retrato del actor vizcaino Koldo Losada ante el cual fueron pasando familiares, compañeros y amigos. Durante cerca de cincuenta minutos se alternaron notas de texto y de música, como las que al inicio cantó el Coro Easo. El pianista Iñaki Salvador improvisó la banda sonora de varios discursos como el de la actriz Dorela Urretabizkaia, que dio las gracias a los asistentes en nombre de la familia y de Ados Teatroa, la compañía formada por José Antonio Vitoria, su pareja, Garbi Losada, y su fallecido hermano. En medio de “un bello mar de notas”, Urretabizkaia esbozó recuerdos personales y agradeció a Koldo haber estado siempre cerca. Por su parte, sus sobrinos le dedicaron bertsos en euskera y destacaron su humor y su sonrisa, al tiempo que le desearon suerte en su nuevo viaje.

La actriz Ane Gabarain inició una sentida versión de la canción Alfonsina y el mar a la que después se unieron otras cuatro voces femeninas, mientras que compañeros como Javier Merino, Iñake Irastorza, César Novalgos o el propio Iñaki Salvador formaron parte de la “panda de insustanciales” -como solía dirigirse cariñosamente Koldo a sus colegas- que le recordaron con anécdotas y bonitas frases: “Nadie podrá borrar tu sonrisa de nuestra memoria”, “Seguirás siendo un hombre bueno”, “Nadie apagará tu luz”...