El caso de Diego es completamente distinto; él comenzó a beber con quince años. Al principio lo hizo como lo puede hacer un joven de su edad a día de hoy. “Empecé a beber porque veía a gente cercana que lo hacía pero fue pasando el tiempo y aquello se convirtió en una obsesión”, indica.

En esta dirección, destaca, con alcohol “cambias completamente: dejas de ser el chico tímido, que tiene miedo, que no se incluye en los grupos... El alcohol te transforma, eres el más guay, el mejor de todos, el que les hace reír... Al principio empiezas a beber en grupo pero luego yo terminaba bebiendo solo”.

Al igual que Ane que, hasta que no llegó a la asociación, no era consciente del problema que tenía. “Alcohólicos Anónimos me dio una colleja y me dijo Despierta, porque tienes un problema muy grande con el alcohol. Me salvó la vida”, manifiesta Diego, quien afirma que “era una persona muy mentirosa para quedarme bebiendo”. No se queda solo aquí. “Queremos cambiar a todos los que nos rodean y no sabemos que somos nosotros los que tenemos que hacerlo”, expone.

"¿Por qué bebes?"

Diego cuenta que un día se puso frente al espejo, con una cerveza en la mano y se preguntó: ¿Por qué bebes? Llegó hasta el punto en el que su mujer le quitaba las tarjetas y le daba dos o tres euros. “Con tres euros yo tenía suficiente para empezar a beber. Coges una lata y ya está”, confiesa recordando la facilidad con la que hoy en día se pueden comprar cervezas, simplemente con ser mayor de edad, a diferencia de, por ejemplo, sustancias estupefacientes. “Como eres un gran mentiroso y eres capaz de convencer a cualquiera por alcohol, haces miles de cosas por beber”, ilustra.

Identifica la entrada a Alcohólicos Anónimos como el primer paso de humildad. “Estamos reconociendo que tenemos un problema con el alcohol y que necesitamos ayuda. Es uno de los pasos más importantes que he dado en mi vida”, manifiesta Diego. Desde que lo hizo, cambió por completo. “Mi vida ha cambiado. Ahora soy padre, tengo hijos con los que estoy disfrutando, tanto de ellos como de la vida”, destaca al mismo tiempo que reconoce que si ahora dice no “es que no”, y no hay vuelta atrás.

"Ahora sé decir que no"

En esta dirección advierten de que consumir alcohol es lo habitual antes de entrar en a una comida o celebración. “Ahora sé decir que no”, certifica. “Ahora puedo salir el día siguiente y hacer mi vida normal y acordarme de cómo me acosté y todo lo que hice el día anterior. Antes todo eso era imposible”, reconoce Diego.

De hecho, la llegada de gente nueva a la asociación en busca de ayuda les recuerda a los que ya están dentro el motivo por el que entraron. “Yo no quiero que me vuelva a pasar eso”, puntualiza Diego. En este sentido, la gente nueva les ayuda directa e indirectamente. “El que llega aquí un día nos enseña muchas cosas ya que con el tiempo pensamos que estamos bien. Y claro, cuando llega esa persona ves lo que está haciendo y piensas que son cosas que yo hacía”, manifiesta.