Un “perro viejo” y cabreado
BILBAO - Fito pasa de las críticas y graba su canción más fiera contra el poder y los políticos
“Soy perro viejo, no puedo empezar otra vez”, canta.
-¿Cambiar ahora de estilo dices? A ver? a veces pienso en buscar una banda y jugar. Se llamaría Cada vez Cadáver y sería de rockabilly. Pero si tuviera tiempo, igual haría cosas del rock de los 50 o tocaría con un pianista y un contrabajo también.
Y también “no me interesa lo que se piense de mí”...
-No es que no me importe, es que no me afecta. Lo puedo entender todo e, incluso, saber por qué se dice. Puede ser signo de madurez. Es como cuando recuerdan a Platero y Tú. El primer filtro que debo pasar es el propio y no grabar nada en lo que no crea. ¡Si tardo 5 años en grabar, imagínate cómo de serio me lo tomo! Pero si un tío piensa que me repito o soy menos rockero ahora, que lo diga. Odio la censura. Además, ¡si hasta en mi entorno, entre quienes más me quieren, recibo críticas cuando toco algunas canciones en directo!
No suele mojarse en cuestiones sociales y políticas, pero ha grabado ‘Nada de nada’.
-No he podido evitarlo, me lo han puesto a huevo. ¡Puajjj! Además, hay gente que lo hace muy bien y, en mi caso, yo me aburro rápido.
¿Ahora ha ido a buscar esta canción?
-Sí, totalmente. Ya no aguanto tanta historia. Puede que sea cosa de la edad, me duele todo mucho más que con 20 años. Antes me iba de juerga y me olvidaba. Lo de los políticos y la corrupción, me duele mucho (suspira).
“No hay nada por lo que brindar, no me creo nada de nada”, canta.
-Así es, de los de ahora no me creo ya nada. A ver, conozco políticos de todos los partidos y aquí tenemos el caso de nuestro Azkuna o de gente de Bilbu de Donostia o de Gernika, con los que me llevo bien. Puede haber simpatía personal al conocerlos, pero? que se vayan, que entren todos nuevos. Es que cada semana hay una movida, ya no hay cura.
¿Ese escepticismo es generalizado?
-Sé que estos líos van con la condición humana, pero si ves a un sindicalista metido en movidas, se te cae el alma al suelo. Lo curioso es que mi mundo y mi entorno no son así. Tengo amigos que trabajan en cosas diferentes, algunos con acceso a poder y dinero, pero tienen otros valores. Todavía creo en el ser humano, igual soy un ingenuo.