BILBAO - De pequeño iba para otra cosa, pero las historietas de Mafalda corrigieron esos empeños y lo arrastraron por la vereda de la ilustración. Emborronaba cuadernos y pupitres y decidió convertir en oficio su gran afición. Le ha costado (y aún hoy le cuesta), pero se mantiene firme, a pesar de que durante largas rachas vive más en el blanco del papel que en la calle.
Ha colaborado en revistas como Nabarra o Merindad, y en periódicos como el clausurado Egunkaria o Berria. Curioso: a través de la ilustración se ha acercado más a Nafarroa, su tierra. Fue otro enamorado del Viejo Reyno quien le dio el empujón definitivo: “A través de Nabarralde conocí a Joseba Asirón, con el que he colaborado en la reconstrucción ilustrada del castillo de Amaiur”. Además, elaboraron juntos el cómic 1512. Nafarroa, amets urratua, y ahora están metidos de lleno en otro proyecto mastodóntico: la historia de Euskal Herria. - I. M. E.