EL dicho popular habla de Santillana del Mar como “la villa de las tres mentiras”, ya que ni es santa, ni llana, ni tiene mar. De lo que sí puede alardear orgullosa la localidad cántabra es de que cada uno de sus rincones es un monumento y de que sus calles empedradas guardan el sabor a arte e historia románica. Además, una escapada no debe dejar pasar una visita a la réplica de las Cuevas de Altamira.
Quien se dirija a Cantabria debe parar, obligatoriamente, en Santillana del Mar, ya que es una de las localidades con “mayor valor histórico-artístico” del estado, según fuentes de Turismo Cantabria. “Todo en ella es un monumento”, apostillan sobre una villa que es capital de un municipio de 4.000 habitantes dedicados en su mayoría a la actividad agropecuaria y, sobre todo, al turismo. Basta pisar sus empedradas calles medievales para empaparse de historia y arte. En ellas se pueden encontrar múltiples talleres artesanos y degustar sabrosa leche con bizcochos, que es “la merienda más popular en la villa”.
El obligado paseo a pie se enriquece con visitas a las Torres de Merino y Don Borja (hoy sede de la Fundación Santillana), que figuran entre las construcciones civiles más antiguas de la localidad. No le van a la zaga espléndidos edificios como las Casas del Águila y la Parra, la Torre de Velarde, la Casa de Leonor de la Vega o los palacios de Barreda, Tagle y Villa. Aunque se sea ateo, resulta obligada la visita a la Colegiata Santa Juliana y a su claustro imponente, del siglo XII y el más importante de los exponentes del arte románico en Cantabria.
Sería osado marcharse de la villa sin visitar, si es posible, las Cuevas de Altamira, calificadas como “la Capilla Sixtina” del arte rupestre porque alberga las pinturas prehistóricas posiblemente más famosas del mundo, con una antigüedad de 14.000 años. Halladas por casualidad, actualmente tienen restringidas las visitas y, seguramente, el visitante deberá contentarse con disfrutar de su réplica y el museo correspondiente, que ofrece actividades para los más txikis. Además, existe el plan Paseo Paisaje, en el que se explica cómo fue el paleolítico en la zona a través de una ruta. Actualmente, la villa ofrece la muestra de arte Santillana con los 5 sentidos.
El paseante no tendrá problemas para tomar un refrigerio o comer, ya que establecimientos como Mesón Raíz, Otto, Santa Justa, Café Los Blasones o Casa Germán surgen a cada pocos metros. Y una consulta en Turismo Cantabria deja claro que pasar noche en la villa es súmamente sencillo. El único problema es elegir entre la amplia oferta de apartamentos y casas rurales disponibles, además de los campings Altamira Park y Santillana.