BILBAO - El bluesman gallego Víctor Aneiros abre esta noche, a partir de las 21.00 horas, el XXVI Festival Internacional de Blues de Getxo, que se celebrará hasta el sábado en la plaza Biotz Alai. Aneiros, con Julie Guravich a la voz, contará en el recital con ilustres invitados del blues estatal como Big Mama Montse, Tonky de la Peña y Mingo Balaguer. “Si haces blues y cantas en gallego, es una suerte sobrevivir”, asegura. La entrada cuesta 6 euros.
Una vez dijo que era un enfermo del blues.
-Es posible que lo haya dicho, pero no lo recuerdo. De todas formas, para mí, el blues es un medio para acercarme a otros estilos y nunca ha sido un fin. Yo no me considero un músico de blues al 100%. Yo agradezco cuando me llaman bluesman, pero créame, no lo soy.
¿Qué hace especial al blues, un estilo que el tópico asocia a ritmos y acordes primarios y básicos? ¿Quizá sea su capacidad para expresar emociones?
-Lo que hace especial al blues para mí es que es esa canción que tantas veces hemos escuchado en la parte de atrás de la madrugada. Es la soledad urbana de los bares de la noche, el invierno cuando es un puñal en medio de la tristeza.
Eso es. El tópico lo asocia con la tristeza, pero un blues también puede ser alegre y hacer bailar, ¿verdad?
-Claro, también es esperanza y, por supuesto, alegría.
Vivir de la música hoy es difícil, más si se hace blues. Y si se canta en gallego... ¿es otra barrera más?
-Más que vivir, si tienes suerte puedes sobrevivir. Yo canto en gallego sencillamente porque es mi idioma. ¡Qué mejor que utilizar tu idioma para trasmitir un sentimiento o un lamento, como es el blues! Podría cantar en inglés, pero ya no sería yo, sería alguien imitando a los grandes del blues americano y créame, para eso ya están ellos, que lo hacen de maravilla.
Ha tocado bastante en Europa, el prestigioso Festival de Montreaux incluido, como dejó constancia en un disco. ¿Hay menos prejuicios fuera sobre el blues?, ¿está más aceptado? ¿Se debe a una cuestión de educación, a una cultura musical más amplia?
-Yo creo que lo importante es trasmitir lo que quieres decir, poco importa el idioma; o poco debería importar. El problema es que siempre se tiene miedo a lo diferente por el simple hecho de ser diferente. No soy quién para juzgar la educación o la cultura de nadie, pero creo que es una cuestión de actitud.
Siempre ha estado ligado a Euskadi en la edición de discos y participación en festivales. Al vasco sí parece gustarle el blues y disfruta con él ¿no cree?
-Sí, es así. He tocado ya antes en los festivales de Elorrio y de Getxo, pero me falta Hondarribia. Yo me siento muy a gusto cuando voy al País Vasco a tocar, me siento muy querido. No en vano, creo que los vascos y los gallegos tenemos mucho en común.
¿Qué repertorio mostrará en Getxo? Actuará con la vocalista Julie Guravich. ¿Interpretarán algo del disco que compartieron?
-El repertorio que haremos serán los temas de ese disco que hice con Julie, Back from the blues. Ella pondrá la voz y yo, la guitarra.
Será una cita especial porque contarán con un montón de invitados, varios de ellos históricos de diferentes comunidades. ¿Los presenta?
-Big Mama Montse es la gran cantante de blues de este país, el guitarrista Tonky de la Peña es la leyenda, Mingo Balaguer, nuestro mejor representante de la armónica y alguien que tiene mucho duende, como buen andaluz, y Roberto Somoza tal vez sea el menos conocido de todos ya, que se mueve más en el campo del jazz, pero créame, es un grande con mayúsculas al saxofón.
Falta algún vasco, ¿no cree?
-Por supuesto. Me hubiese gustado contar con alguno porque hay gente muy buena por esa tierra. Por ejemplo, Travellin Brothers. ¡Son grandes!
La organización del festival habla de la velada como “un homenaje al blues del Estado”, a los músicos que trabajan el género a diario. Otra cosa son los estadounidenses que se dejan caer en verano. ¿Son necesarios este tipo de tributos?
-Vamos a ver... ellos nos enseñaron el blues, pero nosotros hemos crecido lo suficiente como para poder ofrecer nuestro propio blues con denominación de origen. No es ni mejor ni peor, sencillamente es diferente porque es nuestro.