EL artista irlandés Maximilian Pelzmann San Sebastián (Dublín, 1974), residente en la actualidad entre EE.UU y Hondarribia, de padre austríaco y madre donostiarra, expone sus pinturas y esculturas en la galería NoColor de Donostia. Artista bien dotado para el dibujo figurativo, pronto buscará nuevos caminos en la abstracción orgánica en los parámetros y paradigmas de Henri Moore, así como en el arte Neoconcreto y en repertorios tecnológicos humanizados de ámbito anglosajón.

Sus blancas y rojas esculturas, ancladas en el paisaje y la naturaleza que él tanto admira, son para ser habitadas y colonizadas por la presencia del ser humano que pronto juega en ellas y las habita. Son como nidos para el descanso, como huecos protectores ante la sociedad de las prisas y los ruidos. Formas y estructuras neoconcretas con una gran carga de pureza y equilibrio. Esculturas en las que lo lleno y lo vacío son tan importantes como su color blanco y la depuración de sus formas y acabado. Incitan al tacto y a la mirada contemplativa.

De formas curvas y orgánicas se componen también sus dibujos y pinturas, a base de acrílicos y mallas reticuladas que, cual olas entrelazadas de distintos colores, componen repertorios geométricos de carácter orgánico y tecnológico. La combinación de colores ocres-naranja, azules-verdes enriquecen y calientan de modo natural el dibujo base, más frío.

Lo mismo sucede con otras series de pinturas de carácter más combinatorio a modo de polípticos, cargados de carácter simbólico y significativo: esperanza, amor...

El propio artista lo ve así: “Este dinámico tema interplay trasciende a través de mis dibujos, pinturas y esculturas que a veces parecen casi moleculares como varios átomos formando un compuesto; una estructura visible entrelazándose en el medio ambiente compartiéndolo con árboles o arbustos debajo de su follaje; una representación de nuestra comunión con la naturaleza”.

Pelzmann viene así a enriquecer la corta nómina de artistas americanos instalados entre nosotros, en este caso con residencia sobre la bahía de Txingudi, con una espectacular vista sobre Hondarribia.