Bilbao, el segundo plato del BBK Live
TRAS la primera noche de conciertos, los festivaleros bajan a la ciudad a por provisiones y más actuaciones
Josep, Sergi y Victor. Estos tres catalanes, de 27 y 28 años, aseguran que la mejor táctica es “conciertos, Djs y al saco”. Habiendo dormido no mucho más de cuatro horas, esperaban medio “zombies” a la cola para bajar a Bilbao en autobús: “Ayer acabamos muertos”. Fotos: José Mari Martínez
Ane, Julieta, Belén y Estefanía. “Lo único malo que tiene Bilbao es la lluvia”, afirmaban estas tres madrileñas de 28, 29 y 33 años, acompañadas por una bilbaina de 32, mientras desayunaban frente al Teatro Arriaga. “Después de una noche de conciertos apetecen unos buenos pintxos”.
Bárbara, Nacho y Nuria. Con 28, 30 y 31 años, estos tres jóvenes burgaleses prefieren hospedarse en Bilbao que en el camping. “El BBK Live tendría que ser más cercano y abrirse más a la ciudad”, opinaban mientras escuchaban el concierto especial Grises en el Teatro Arriaga.
CUALQUIERA pudiera pensar que, tras una larga velada de fiesta y conciertos, la zona camping del BBK Live debería parecerse a un cementerio, pero no. “Los de San Mamés, vamos”, aullaba uno de los conductores de los autobuses. “Aquí los del BEC, que no muerdo”, indicaba otro. Más zombies que personas, cientos de festivaleros se animaron ayer a la mañana a visitar Bilbao después de tomar un buen café o, en su defecto, un colacao.
“Vamos a bajar para hacer la compra, cargar los móviles y darnos una ducha bien calentita”, explicaban Beatriz y Carlota, dos jóvenes guipuzcoanas de 22 y 23 años. Hartas de las colas, aseguraban que ir a los servicios del camping podía convertirse en un “infierno”. Aunque opinaban que muchas veces no suele compensar visitar Bilbao por lo que se tarda luego en subir, ayer se arriesgaron. “Preferíamos sol, pero para dormir no se ha estado tan mal”, comentaban mirando a un cielo encapotado que amenazaba con aguar la fiesta.
Josep tiene 27 años y es de Barcelona. “Conciertos, Djs y para el saco”, explicaba que esa era “la clave”. Pese a que la primera noche sí que había mucha gente cantando en el camping, ayer la fiesta se limitó al recinto de los conciertos. “Para las seis estaba todo muerto y nosotros también”. La lluvia, que refrescó los conciertos de madrugada, también ayudó a que “la peña tirara para el saco”, según Josep.
“El primer día hubo más jaleo, pero ayer estaba todo tranquilo”, informó Johan, uno de los encargados del camping. Aseguró que no hay “movidas” y que la mayoría de la gente llega alrededor de las cuatro de la madrugada: “Es cuando dejan de venir los autobuses y la gente aprovecha para subir en ellos”.
Bea es una de las que volvió a esa hora. Natural de Zaragoza y con 32 años a cuestas, mientras esperaba al bus de la mañana para visitar Bilbao, hablaba con Luis sobre el camping: “Está muy mal organizado”. Colas para todo, duchas sin agua caliente... “De los servicios no te quiero ni contar”, suspiraba Bea, aunque comentó que ni siquiera hay una pequeña papelera dentro de los baños.
Además, enumeraba la cantidad de jóvenes disfrazados que poblaron ayer de madrugada los conciertos: de Lego, de Vans, de muñecos holandeses. “En general todo muy bien, quitando algunos tocinillos”. Aunque Bea se levantó pronto para ver los conciertos especiales organizados en pleno Bilbao, confiesa que ya se siente mayor: “A los treinta las resacas no son lo mismo”.
Bilbao ‘on fire’ Y es que el BBK Live no se limita a Kobetamendi. Bilbao también se llenó de conciertos por la mañana. Ayer mismo, por ejemplo, actuaron los grupos Grises y Bigott. Bárbara, Nacho y Nuria, tres festivaleros burgaleses de 30 años que se hospedan en Bilbao, se acercaron ayer a ver qué tal ambiente había. “No hace falta madrugar, porque suelen empezar a la una, y merece la pena escucharles”. Tras cuatro años viniendo al BBK Live, opinan que se ha acertado con los conciertos especiales en plena ciudad: “Debería haber más participación aquí abajo para que todo el mundo disfrute del día”. Hoy tocarán Rock’n’Kids a las once en Jardines de Albia y Novedades Carminha en el Teatro Arriaga a la una.
Sin embargo, las actuaciones y las provisiones para otra noche de conciertos, fiesta y rock’ n’ roll no son lo único que buscan los festivaleros de Bilbao. Muchos, como es el caso de Belén y sus amigas de Madrid, prefieren disfrutar de la mañana con una apetitosa ruta gastronómica de pintxos por el Casco Viejo o un paseo por la ría, el Guggenheim y la Alhóndiga. “Lo único malo de Bilbao es la lluvia”, opinaban, mientras se guarecían en un café del sirimiri que mojó las calles bilbainas. Fuera como fuere, no hay día sin noche... para darlo todo.
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