Las obras de Tabakalera avanzan con paso firme y van definiendo el aspecto que tendrá el edificio cuando abra sus puertas en el verano de 2015. De modo paralelo, también toma forma un proyecto cultural que servirá para “reforzar la vida cultural de la ciudad y el territorio”, y para incorporar el Centro Internacional de Cultura Contemporánea (CICC) a la red de centros de creación ya existentes en el Estado.

A un año de la inauguración, sus responsables presentaron ayer las bases del proyecto, al que se refirieron con términos como “refugio, ventanal o vivero de nuevos proyectos”. En definitiva, Tabakalera ofrecerá recursos a creadores de todos los ámbitos para favorecer su profesionalización, pero no perderá de vista a los ciudadanos que no son creadores y que, entre otras cosas, podrán disfrutar de la cultura, trabajar actitudes críticas, experimentar y enriquecer su creatividad.

Todo ello en un edificio de 37.000 metros cuadrados cuyo “motor” será el proyecto cultural del CICC pero en el que habrá vecinos como el Zinemaldia, la Filmoteca Vasca, el Instituto Etxepare y la Fundación Kutxa, que conforman un “ecosistema cultural coherente y potente”.

Son palabras de la directora cultural, Ane Rodríguez, que acompañada del gerente Haritz Azkarraga y del equipo técnico de Tabakalera, realizó ayer una visita guiada por la vieja fábrica de tabacos, cuyo proyecto se dividirá en cuatro áreas diferentes: prácticas artísticas contemporáneas, laboratorios, la mediateca Ubik y los programas de mediación.

En el primer apartado jugará un papel esencial la gran sala de exposiciones en la planta baja, que servirá para “apoyar a artistas del territorio y establecer un diálogo con instituciones y artistas internacionales”. Se han previsto cuatro muestras al año, aunque en 2015 habrá dos: una en verano protagonizada por artistas locales y otra de octubre a enero de 2016, probablemente centrada en el audiovisual.

Otro aspecto importante de las prácticas artísticas contemporáneas será el cine. El responsable del programa audiovisual, Víctor Iriarte, desveló que habrá una sala con 220 butacas equipada con un proyector de 35 milímetros y otro digital que Tabakalera compartirá con la Filmoteca Vasca: la primera institución programará cine experimental, abierto a nuevos lenguajes y a títulos de festivales que no han tenido distribución comercial, mientras que la segunda se centrará en la difusión del cine vasco e histórico.

Por último, esta sección se completará con los espacios de cesión y recursos técnicos -audio, vídeo, etc...- para artistas ubicados en la segunda planta, donde se desarrollarán los proyectos culturales. Será “un área multidisciplinar” para impulsar “las artes escénicas, las artes plásticas o visuales, y cualquier práctica que refuerce el pensamiento contemporáneo”.

LABORATORIOS También en la segunda planta, centrada en la creación, estarán los laboratorios de cultura digital y tecnología, en los que primará “la experimentación sobre la base del prototipado”, por lo que se trabajará con impresoras 3D y otras herramientas para construir “nuestros propios gadgets”. Las bases de este proyecto dirigido por Josean Llorente serán la colaboración, los procesos abiertos y el conocimiento compartido, y las líneas de trabajo serán cuatro: la cultura libre, artesanos del código, makers o nuevos artesanos y nuevos ámbitos del aprendizaje. Varios grupos se han puesto ya en marcha para ir definiendo aspectos relacionados con la electrónica y la robótica, así como para buscar la colaboración de la universidad de la empresa.

Tal y como subrayó la directora cultural, estas dinámicas de trabajo llevan ya un tiempo ensayándose en los hirikilabs, los laboratorios ciudadanos que Tabakalera realiza en colaboración con Donostia 2016. Las oficinas del CICC se situarán también en la segunda planta, pues la dirección considera “importante estar en contacto directo con los artistas”.

UBIK La mediateca, que toma su nombre de una novela de Philip K. Dick que abordaba distintas realidades y universos, ocupará buena parte de la primera planta. Será, según subrayó Arantza Mariskal, responsable de Ubik, “un nuevo concepto de mediateca” o “biblioteca de creación” en la que el visitante no solo podrá consultar o tomar prestados libros u obras audiovisuales, sino convertirse también en creador de contenidos. Se trata, indicó Rodríguez, de “eliminar barreras” y que el ciudadano participe en los procesos de creación “a modo de juego, para que pueda salsear y experimentar” con la tecnología, la edición de vídeo y sonido o los videojuegos. En Ubik habrá un espacio de ruido y otro de silencio, con aulas de investigación y estancias para ver películas y escuchar audios.

Mediación La cuarta y ultima pata del proyecto cultural será la mediación, que carecerá de ubicación definida por cuanto tiene “carácter transversal” y consiste en crear “nuevas relaciones entre la institución cultural y el entorno social”. Con una perspectiva pedagógica, Tabakalera contará con una sala o laboratorio pedagógico, además de un equipo de mediadores que podrán ofrecer visitas guiadas vinculadas a las exposiciones, al edificio o a otras actividades como tertulias, grupos de lectura, etc...