berlín - El director y pianista celebró ayer sus 50 años de fidelidad como solista a la Filarmónica de Berlín, una de las pasiones de este genio arriesgado y comprometido, tanto en lo musical como en lo político. Un concierto extraordinario, transmitido a 160 salas de toda Europa, fue la tarta de cumpleaños con que Barenboim quiso recordar el 12 de junio de 1964, fecha en la que se colocó por primera vez al piano ante ese auditorio, por entonces recién estrenado. En ese momento tenía 21 años.
En los cincuenta años transcurridos, Daniel Barenboim se ha convertido en uno de los directores de orquesta más codiciados del mundo, con decenas de premios en su haber, incluido el Príncipe de Asturias de la Concordia, en 2002, por su tarea a favor la paz en Oriente Medio.
La plasmación práctica de esta idea es la fundación de la West Easter Divan, la orquesta integrada por jóvenes árabes e israelíes fundada en 1999 por Barenboim junto al intelectual palestino Edward Said. Este mismo año ha colocado la primera piedra de la que será la academia musical para jóvenes de Oriente Medio, en Berlín.
niño precoz El primer concierto en la Filarmónica de Berlín es uno de los hitos de su carrera musical, aunque su vinculación con la música empezó a los cuatro años, de la mano de sus padres. Nació en Buenos Aires, en 1942, dio su primer recital de piano con siete (fue en Buenos Aires, con obras de Bach, Haydn y Beethoven). Un año después de trasladarse con su familia a Europa, en 1951, debutó en París como pianista, grabó su primer disco con 13 años y a los 15 se lanzó a lo que le ha dado la mayor repercusión mundial: la batuta. Su maestro por excelencia fue el alemán Wilhelm Furtwangler, al que conoció en Viena en 1954 y quien le invita a trabajar con la Filarmónica de Berlín.
Se consagró como director al frente de la Orquesta de París, a lo que siguió su nombramiento como director artístico y musical del Teatro de la Opera de la Bastilla, luego de la Sinfónica de Chicago y de ahí a Berlín.
Barenboim ha hecho incursiones en el tango (un disco titulado Mi Buenos Aires Querido), la música brasileña, acompañado por Milton Nascimento, y el jazz, con el álbum titulado Tributo a Duke Ellington. En los últimos años ha llevado a la práctica, entre protestas, su empeño por interpretar en Israel a Wagner, compositor que le apasiona pero que para los judíos sigue representando el antisemitismo. - Efe