Un tratado de buen pop esperanzado
YA no son unos niños puesto que este es el octavo disco de estos andaluces indies que merecen más suerte. Nacieron en los 90, pero ahora vuelven la vista a los 80, con una producción ambiciosa de Ricky Falkner con teclados, arreglos y ambientes. Eso no quita para que firmen piezas como Hermana mía, de intensidad guitarrera y pulsión bailable, y hits menores como Santo Domingo, con su guitarra fronteriza. También hay guiños épicos a lo Arcade Fire, folk, guitarras melancólicas y hasta guiños al Serrat de Mediterráneo en Barronal. La situación actual y la que nos espera -el futuro del título- pivotan en un CD de letras impregnadas de optimismo y esperanza.
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