LAS cuatro barras verticales de color rojo sobre el fondo amarillo del lienzo y las palabras Soberania, Veritat, Libertat, Cultura o Visca Catalunya arañando la superficie no dejan lugar a dudas. L'esperit catalá, el cuadro que cuelga en las paredes de la sala 32 del Museo de Bellas Artes de Bilbao hasta el 30 de junio, es una de las obras más reivindicativas del creador Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012). La obra refleja el compromiso político catalanista del artista, su lucha por la libertad de expresión y su oposición al régimen franquista.
El espíritu catalanista de Tàpies se ha adentrado en el Museo Bellas Artes de Bilbao, dentro del programa La obra invitada, que está patrocinado por la Fundación Banco Santander. El espectacular lienzo, que tiene unas medidas de tres metros de largo por dos de alto, forma parte de las donaciones realizadas en 2008 por María Josefa Huarte al Museo Universidad de Navarra, que abrirá sus puertas en enero de 2015.
L'espirit catalá está considerada como una de las grandes obras maestras de Tàpies. "Es un punto de inflexión en la manera en la que Tàpies contempla las posibilidades expresivas de sus muros, una apertura popular sumamente importante en su obra. En comparación con las piezas de índole metafísico o existencialista del artista catalán que se encuentran expuestas ac-tualmente dentro de la colección del Museo de Bellas Artes, es una apertura hacia la calle, una apertura política y vital. Es un muro de protesta, fundamentalmente de la bandera catalana, pero también una exaltación de la vida, con signos vitales y amorosos, que están intercalados, con las consignas de tipo político", sostuvo el director de la pinacoteca bilbaina, Javier Viar.
A lo largo de los años, el cuadro ha sido cedido temporalmente por su anterior propietaria para formar parte de varias retrospectivas del artista, como las celebradas en la Serpentine Gallery de Londres en 1992, en el Museo Español de Arte Contemporáneo en 1980, o en la exposición antológica del MACBA, Museu d'Art Contemporani de Barcelona en 2004.
La pieza, según explicó ayer Miguel López-Remiro, director del Museo Universidad de Navarra, fue vendida en la galería Maeght de París y adquirida en 1973 por la coleccionista navarra, a quien le impresionó la fuerza visual y simbólica, el color y la textura, que transmite.
El Bellas Artes de Bilbao muestra este cuadro en la sala 32 dedicada al arte contemporáneo, próximo al cuadro Las tres gracias (1959) de Saura, esculturas de Oteiza y Chillida y otras dos obras de Tàpies propiedad de la pinacoteca bilbaina Gran Óvalo, de 1955 y el díptico vertical Signo y materia, de 1961.
Colaboración Esta es la primera colaboración entre el futuro Museo navarro y el bilbaino, pero sus responsables confían en que se producirán muchas más en el futuro. "Ya en el texto del convenio de la donación de María Josefa Huarte se animaba a establecer relación con otros museos y colecciones, destacando el interés de buscar sinergias y potenciarse mutuamente con el resto de centros que comparten los objetivos de fomentar el arte en la sociedad, investigarlo y difundirlo, atendiendo especialmente a los museos más cercanos. Así, con el préstamo al Bellas Artes de Bilbao, se cumplen los deseos de la coleccionista", explicó el director del Museo de la Universidad de Navarra, que se está construyendo en el campus universitario, diseñado por Rafael Moneo.
El Museo comenzó a construirse en enero de 2012 y finalizará en junio de 2014 y aunque antes podrían organizarse algunas actividades ya dentro del recinto, el Museo se inaugurará oficialmente en enero de 2015, año en el que tiene previsto recibir 107.000 visitantes. Además, también acogerá espectáculos en un auditorio con capacidad para 750 espectadores.
La idea de crear un Museo surgió por la intención de la Universidad de Navarra de potenciar el estudio de las Ciencias Sociales y las Humanidades a nivel internacional. Este hecho, junto con la donación de la importante colección de arte de vanguardia y contemporáneo de María Josefa Huarte, en 2008, impulsaron la iniciativa. El legado se unió a otro ya existente, el del fondo fotográfico de la Universidad, para constituir la colección del Museo. El legado de María Josefa Huarte se compone de medio centenar de obras pictóricas y escultóricas que fue adquiriendo personalmente a lo largo de los años, de artistas como Pablo Picasso, Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Jorge Oteiza, Pablo Palazuelo o Mark Rothko, entre otros.
Por su parte, el fondo fotográfico del Museo nació en 1992, fruto de otro legado, el de José Ortiz Echagüe, que ha ido ampliándose con diferentes donaciones y adquisiciones, hasta convertirse en una de las colecciones de fotografía más importantes del Estado. Ahora consta de más de 10.000 fotografías y 100.000 negativos, que abarcan desde el siglo XIX hasta la época contemporánea englobando a artistas como Clifford, Laurent, Catalá Pic, Centelles o Catalá Roca entre otros.