El grupo Sôber despierta de su 'letargo' y visita hoy Bilbao
La formación de metal melódico presenta su último disco esta noche en la sala Santana 27
BILBAO. Dos décadas de andadura solo interrumpidas por el descanso que se tomó en 2004 han convertido a Sôber en la banda estatal de metal más vendedora del cambio de milenio. El cuarteto de los hermanos Escobedo vuelve a la carretera con su disco Letargo (Warner). La sala Santana 27 de Bilbao acoge hoy esta cita con un álbum fiel al estilo del grupo, metal con poderío melódico y espíritu conceptual. "El título se refiere a los dos años parados que hemos estado y al letargo que vive la sociedad", aseguran.
1994 marcó el inicio de Sôber, banda capital para entender el metal estatal gracias a discos vendedores como Paradÿsso y Reddo. Tras el lustro de silencio, regresaron en 2010 con Superbia, trabajo ya editado hace tres años, que ahora tiene como hermano menor Letargo, fruto de dos años de curro intenso. "Ponerse límites creativos son barreras absurdas", según el guitarrista Jorge Escobedo. "Otra cosa es que nos hayamos marcado una fecha de salida. La gente nos reclamaba un disco nuevo y hemos tenido que poner límites. Si no, sería como ese pintor que nunca llega a ver su obra terminada del todo".
Letargo. El título no resulta baladí, no es fruto de la improvisación. Ni su portada, un dibujo realizado por el guitarrista Antonio Bernardini que muestra el rostro de un oso polar en actitud de ataque. En la imagen se sugiere el periodo del deshielo y la salida del letargo del animal, con hambre de medio año. "Habla de nosotros, de ese periodo de dos años sin publicar y de cómo nos enfrentamos a ello, de los miedos que tenemos", explica Carlos Escobedo, bajista y cantante del grupo. El título del CD, de aliento conceptual, va más allá porque alude también "al letargo que está viviendo la sociedad, esperando que pase algo en vez de buscar las fuerzas para hacerlo", apostilla Carlos.
metal y melodía La metáfora engloba la docena de canciones del CD, aunque de manera sutil casi siempre. El disco, que se abre con Afrodita, tema en el que se oye "salta si es para avanzar", "no hay nada imposible" y "la vista al frente, nunca al pasado", alterna algunos de los riffs más metaleros y cortantes de Sôber en Mañana o Fugaz, con momentos más lentos e intensos en Unax y Otoño. Y con apoyo de teclas y programaciones en cortes como el orquestal Capricho y, en ocasiones, con ligeros ribetes funk en su peleona sección rítmica. "Donde más cómodos nos sentimos es en directo, por eso hemos preparado un repertorio y una escenografía especiales. Queremos marcar un antes y un después, ya que estamos cansados de ir solo con un telón, a nivel visual, y queremos darle algo más a nuestro público", concluye el grupo.