bilbao. "El tiempo nos convierte en monstruos escépticos", dice el artista nacido en Manila, que actuará en el Teatro Arriaga junto a un trío. Antes del concierto, que comenzará a las 19.00 horas, se proyectará también su cortometraje El niño y el basilisco.
El niño que mira el mar en la portada del disco, es usted ¿no?
Sí, mi padre me hizo esa foto en el Malecón de Manila cuando tenía dos años. Estaba en un álbum, perdida. Esa canción y el disco surgieron del azar, de un paseo por La Habana, en 2011. Mi hija me tomó otra foto en el Malecón y al verla me sorprendí porque era prácticamente la anterior, desde el mismo punto de vista. Lo curioso es que mi hija no la conocía y al saber de ella, me hizo un montaje de ambas como regalo de cumpleaños.
Bonito regalo.
Ahí se me ocurrió escribir de ese encuentro imposible. Recurrí a la posibilidad de reencontrarnos con nosotros mismos en la infancia, mirarnos a los ojos y ver si nos reconocemos el uno al otro.
¿Qué pensarían esos niños de nosotros?
Que nos hemos convertido en unos monstruos. Me acuerdo de los tanques, de aquella Manila bombardeada de la Segunda Guerra Mundial por el ejército de MacArthur.
Los tanques no han desaparecido tantos años después.
Es que, en esencia, no han cambiado mucho las cosas.
¿Se debe mirar al mar y al horizonte esperando soplos de alegría?
Eso lo cuento en el DVD que acompaña al CD y que se proyectará en el Arriaga. Ahí se desvela qué ve el niño al mirar el mar. La canción que titula el disco y el DVD surgieron al unísono, empecé a componerla y a dibujar al mismo tiempo. Luego agarré la cámara y grabé los dibujos al ver que podía haber una fábula. Dibujé a lápiz y fotograma a fotograma, como en los viejos tiempos, como ya había hecho en Un perro llamado dolor.
Entre esas dos fotos suyas ha pasado toda una vida. ¿Saca esta lo peor del ser humano?
Sí, somos de lo peor. Hay gente con buenas intenciones, claro, pero para sobrevivir en esta jungla hay que convertirse en un monstruo. Primero hay que matar al padre, hacerle caso a Freud, y luego al niño que llevamos dentro.
Dice que el mundo es una farsa?
Y no me equivoco. Hay que recuperar al ser humano que llevamos dentro, vivir, intentar disfrutar de la vida, relacionarse? y poco más. Soñar un poco, también, y, de vez en cuando, hacernos algunas preguntas: ¿por qué estamos aquí? o ¿por qué esto se acaba?
El CD incluye algún texto metafórico pero otros de los más realistas de su carrera. Como el 'Feo mundo inmundo'.
Fíjate en las iniciales: FMI. Está dedicado a esas siglas.
Si solo fuera el Fondo Monetario Internacional?
Tienes razón, va más allá. El mundo que nos venden es atroz y feo, ética y estéticamente. Además de injusto e hijo de puta. Estamos volviendo por desgracia al feudalismo.
Se ha inventado un 'palabro' muy ajustado: cleptocorporatocracia.
¿No son las corporaciones las dueñas del mundo? Ellas nos gobiernan y dicen a los políticos qué hacer. Están a un paso de ser los propietarios privados de zonas muy amplias del mundo porque todo está en venta. Se ha pasado de la fase del liberalismo salvaje a la privatización salvaje.
Canta 'cualquier tiempo pasado fue peor'. No lo parece hoy en día.
En otras situaciones críticas históricas había alternativas y niños que miraban al mar. Ahora no las hay, se han quemado. Igual hay que hacer borrón y cuenta nueva. Es un tiempo terrorífico para la gente joven.
Carece de esperanza.
Al contrario que el terrorismo financiero, que está en la gloria.
¿Qué nos queda?
Ser súbditos del señor feudal, poco más.
Y el arte, ¿no?
Sí, es un resquicio, una expresión soñadora, la de la búsqueda de belleza y creación de otros mundos que se puedan habitar, aunque sea metafóricamente.
Sorprende la dureza de algunas de sus canciones y su vestimenta musical, casi siempre plácida.
Así me sale. Puño de acero en guante de seda. Seda sedante (risas).
Ha cumplido 70 años. ¿El tiempo nos hace más sabios o más escépticos?
¿Qué te he hecho yo para que me lo recuerdes? (risas). En algunos casos, más sabios; en otros, más idiotas. Y más escépticos, siempre. Es difícil encontrar sabiduría si no partes de un cierto escepticismo. Así se es más lúcido, pero hablo de escepticismo, no de pesimismo. Son cosas distintas.
Titula una canción 'Las musas'. ¿Cómo anda de ellas?
En este disco se han descolgado. Vienen cuando les sale de los cojones y luego desaparecen porque tienen vida propia.
Le canta también a 'la caída del telón' y a 'huir del escenario'. ¿Hay más urgencia para vivir y trabajar a cierta edad?
Trabajar y vivir es lo mismo para mí: es escribir, hacer canciones, pintar y agarrar la cámara. Sigo jugando y mantengo vivo algo de aquel niño. Sé que me queda menos tiempo ya y por eso remato trabajos empezados y sí, siento esa urgencia. Es normal.
No sé si es por la edad, pero en su último disco hay poco amor y sexo.
Hombre? lo justo. No voy a hacer canciones de amor como si tuviera 20 años. Sería engañarme a mí mismo y a los demás. Así es la vida.