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LA profesión de Sabin Egilior (Bilbao, 1968) es la de contador de historias. Se licenció en Ciencias de la Información por la UPV, pero se dejó atrapar por el mundo de la memoria histórica cuando realizaba el doctorado. Desde entonces, este bilbaino se ha especializado en rescatar historias humanas olvidadas. Después de Udazkena oraindik (2006), Tras un largo silencio (2007) y El largo viaje (2009), Egilior estrenará mañana, a partir de las 19.30 horas, en el Museo Guggenheim, dentro del Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje (Zinebi), su último trabajo, Camaradas (Basque Films).

En los setenta minutos que dura este documental, se narra la historia de "una ignominia, de unos luchadores, que fueron héroes en 1945 por luchar contra el nazismo y que, al poco tiempo, se convirtieron en terroristas y en gente peligrosa, que fueron expulsados por Francia. Exiliados, entre los que se encontraban vascos, catalanes... que tras participar en la Guerra Civil española, se incorporaron a la Resistencia francesa contra el fascismo y se jugaron la vida para liberar gran parte del país francés".

El 17 de septiembre de 1950 la policía tomó las calles de varias ciudades de Francia y esas 400 personas, que tan solo unos años antes habían luchado contra el fascismo, fueron detenidas y expulsadas del país galo. "Lucharon por un mundo mejor, pero otros actores más poderosos, entraron en escena y diseñaron un mundo libre a su medida en donde aquellos héroes, que fueron perseguidos, cercados y finalmente expulsados, ya no encajaban. Detrás de esa operación estaba la mano oculta de Estados Unidos, que se dio cuenta de que España era un lugar estratégico para sus intereses ", asegura Egilior.

bilbaino olvidado Sesenta y tres años después, este director vasco ha buceado en la vida de algunos de estos héroes y se ha encontrado con historias desconocidas como la del bilbaino Luis Fernández, uno de los pocos vascos que fue condecorado con la medalla de la Legión de Honor francesa, la misma que ha recibido el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, o el músico estadounidense Bob Dylan.

"El camarada Fernández estuvo internado en el campo de concentración de Gurs, donde también llevaron a muchos vascos, y fue uno de los líderes de la fracasada invasión del valle de Ar'sn, la operación Reconquista de España por parte de la guerrilla, que podría haber supuesto una liberación aliada de la España fascista".

A este bilbaino no le expulsaron de Francia pero fue detenido en varias ocasiones y murió en París, aunque nunca perdió su vínculo con Bilbao. Ahora está enterrado en un cementerio de París, sin ningún tipo de identificación. Solo su hija conoce su tumba. "Es un personaje que me ha emocionado mucho, pero que resulta desconocido incluso aquí en Bilbao. Tuvo una importancia vital, tengo recortes de la prensa francesa que destacan su aportación contra el fascismo. Y, de repente, fue perseguido por el mismo país en el que su presidente le había aclamado. Creo que la Historia no se ha portado bien con él. Me encantaría poder contar su historia más completa en otro documental", confiesa este cineasta, que ya presentó Camaradas en el Festival Cisnespaña de Toulouse: "Curiosamente, en el país en el que algunos de aquellos republicanos perdieron la vida en los campos de concentración".

superviviente Solo vive uno de los 400 camaradas. Se trata del republicano catalán Sebastiá Piera, a quien las autoridades francesas desterraron en 1951 a la isla de Córcega donde vive mirando al mar, el mismo que baña su tierra natal. Este militante comunista, que sirve de hilo conductor en el documental, se infiltró en 1941 en territorio nazi como guerrillero del Ejército Rojo con la misión de matar al mariscal Von Rheitel, secuestrar al jefe de la División Azul y enrarecer el ambiente entre alemanes y españoles. En 1947 resistió sin delatar a sus compañeros de clandestinidad del partido comunista catalán 30 días de torturas dirigidas por el policía Antonio Creix, que persiguió a tantos demócratas antifranquistas.

Son testimonios dramáticos con una gran carga de denuncia que Egilior no ha querido que se pierdan en la memoria y que las rescata en este documental, para el que ha tenido que realizar una importante tarea de documentación, con la colaboración de los investigadores Jimi Jiménez, Jordi Guixé e Irene Teneze. "En un cementerio de un campo de concentración francés, donde están enterrados varios de estos exiliados, me he encontrado, por ejemplo, con un vecino de Plentzia, que ni siquiera su familia sabía que se encontraba allí. Cuando se lo comuniqué, resultó muy emotivo", confiesa.