l a ciudad de Berlín se quedó muy debilitada con la división, y al caer el Muro en 1989 arrastraba una importante anemia. Irónicamente, en los años 20 la urbe a orillas del Spree era la más industrial de Alemania, pero tras 27 años de Muro de la Vergüenza (Schandmauer) se ha ido recuperando como ciudad de servicios y turística. Patrimonio y kilos de historia no le faltan como gancho. Pero, ¿cómo iba a superar Berlín el socavón que le habían originado la Gran Guerra y el posterior aislamiento?
Muchos alemanes no querían vivir en esta ciudad tan dolorida a partir de los 90. Llena de solares vacíos, de edificios destruidos y sin recuperar por la contienda, de fábricas inertes. Buen número de artistas, como en una acción orquestada, se decantaron por insuflar vida a esos edificios repletos de polvo y escombros, por ocuparlos y dar rienda suelta a sus musas allí. En Berlín cuentan que mujeres y artistas revitalizaron la ciudad, a golpe de carretilla, con sus propias manos. Querían llenarla de energía, y lo lograron.
Hoy Berlín es uno de los centros neurálgicos para el arte en el mundo, algo así como el equivalente a Nueva York en Europa. En la zona de Oranienburgerstrasse hay calles enteras nutridas por galerías de arte. No muy lejos de donde naciera Humboldt ha estado funcionando, hasta hace menos de un año, el centro okupa Tacheles. Una toma de poder artística y anárquica que se ha convertido en uno de los estandartes de la ciudad centroeuropea, como lo son Brandenburg Tor, el Bundestag o el propio Muro.
En Tacheles ha tomado parte, hasta su cierre, el artista de origen vizcaino Víctor Landeta. Nieto del gran pintor, Víctor había vivido antes en Londres. Inquieto y talentoso, el artista de 32 años ha participado en pintadas de grafitis callejeros en una ciudad que los propicia -solo en el barrio Lichtenberg hay 22.000 m2-, aunque también son multables. A Víctor le consta.
víctor landeta
"Estimulante pero competitiva"
Actualmente Landeta tiene su estudio en una antigua oficina de correos de la RDA, que entre varios artistas están rehabilitando y costean por un total de 1.000 euros. Uno de ellos se ha atado a las rastas unos globos de colores, y se pasea de esa guisa. En el hall, un amplio fresco de Max, un pintor alemán. El edificio, centenario, aún tiene escombros y algunas ventanas sin cristales. Mala previsión para el invierno... En la azotea, la visión de esa área, por la que pasó rotundamente el Muro, es similar: un paisaje de viejas fábricas reconvertidas o abandonadas.
La visita de DEIA a Víctor se produce en la Gran Semana del Arte, la Berlin Art Week, en la que él ha pintado un grafiti en vivo. En su estudio miran los expresivos rostros de jóvenes mujeres de diferentes razas, una exposición que está ultimando, a golpe de spray. Sus miradas tienen fuerza y los cuadros son muy humanos. También Nefertiti reposa, perfecta y bella, como en el Neues Museum. "Quería pintar algo alemán y creo que ella lo representa", señala el autor con dulzura.
Viajero y emprendedor, Víctor pasó por Tailandia y el sur de Alemania antes de retornar a Tacheles. Cree que este icono del arte berlinés no era tan anárquico como pretendía, con algunos problemas intestinos. Le atrae Berlín, aunque a la vez le ve los peros: "Dicen que es sexy pero pobre, actualmente vive del turismo. Pero tiene una gran riqueza cultural. Es estimulante pero competitiva. Es fácil crear aquí, pero no vender", opina. Víctor coincide con otros colegas en que los alemanes abordan los proyectos "a muy largo plazo. Hay que tener paciencia, y a veces ni siquiera salen". Cree que Berlín es "artística pero algo aburrida" y que algunos oriundos plantan una coraza en las relaciones personales.
del val, 'misha piratenburger'
"La intensidad y la tolerancia"
Brother de Landeta en Berlín -en "lo emocional, recursos, alojamiento, información, feedback en el trabajo, consejo sobre mujeres..."-, el bilbaino Enrique del Val, alias Misha Piratenburger, vivió antes en Sydney y había disfrutado de un Erasmus en Atenas y una beca Séneca en Valencia. Cuando visitó por primera vez la capital alemana "me dejó encantado. Básicamente tenía las posibilidades, la intensidad y la vibra que le faltaban a Sydney", describe.
"En Berlín hasta ahora encuentro el cultivo de inspiración para sacar adelante mi práctica artística: lo crudo y lo tierno. Me dejo inspirar por la vibra berlinesa, ese punto justo entre la mugre y lo profiláctico, el ambiente de tolerancia que aún se respira. Tengo una disposición mental distinta a las experiencias anteriores. Comprometido a ofrecer mi don en este lugar. ¿Has visto el Berliner Dom en un día frío y nublado? Terrible", enumera.
"¿Consolidado? Ni de coña. Trabajo con una galería de Sydney que expone mi trabajo una vez al año. Me ha tocado comer porridge porque no tenía un duro; a gusto, ¿eh?", relata, mirando positivamente al futuro.
ignacio uriarte
"Profesionales y universalidad"
Piratenburger conoce un poco a otros artistas vascos como Ignacio Uriarte o Ramón Quanta. En el caso de Uriarte, su familia es una mixtura entre Alemania y Urbizu, aunque él se crió en Berlín, luego vivió en el Estado español, en México y en Barcelona. Al igual que otros amigos artistas que prefirieron Berlín, Nacho escapó de los precios y la "obsesión por la regularización" condales y volvió a la libre Berlín, donde hay "una calidad humana muy alta, buenos profesionales y mucha inspiración. La situación de competencia es más real y se utiliza un lenguaje más universal -en Barcelona hay jerarquías pero un nivel más bajo-. Esto está muy abierto al intercambio mundial", valora.
A Uriarte le ha ido bien -estima que llevará consolidado unos 8 años- y, a diferencia de otros colegas, sí piensa que "aquí se vende. Vienen a comprar de todo el mundo. Esta ciudad no tiene dinero, pero produce mucho para la industria cultural, y cuenta con una infraestructura muy sólida". La "república independiente" de Berlín, cree, es "muy inclusiva: todos partimos de cero y la nacionalidad no importa mucho".
Lo cuenta en plena Art Week, en la inauguración de la exposición de su amigo Ramón Louro, de origen catalán, como Ana García-Pineda, quien corrobora esa visión de Berlín, donde antaño estudió, al igual que en Londres -con Haizea Barcenilla-: "Dejan de hablar en alemán en cuanto hay alguien que no lo sabe, y dicen lo que piensan. Son muy honestos. Aquí predomina el reciclaje sobre la estética y hay mucha libertad. Es un nido de talentos".
lizaso y jokin burgo
"Comprometida pero saturada"
En esta Berlin Art Week han participado compartiendo stand el escultor vizcaino Jesús Lizaso y su paisano pintor Jokin Burgo. Lizaso se maravillaba con esas fábricas reconvertidas, como la que albergaba la Preview Berlin, los precios asequibles y la magnitud de la ciudad. Ambos han recibido estupendas críticas, aunque de momento no se ha movido mucho la venta.
"Hay mucho artista emergente, pues es una ciudad barata y los artistas noveles apuestan", valora Lizaso. Piensa que "es una ciudad comprometida con el arte, es la Bauhaus", pero que está "saturada de arte", lo que "puede ser contraproducente de cara a la venta". Él ha sido el único escultor que ha acudido con piezas de madera, muy escogidas, como las que recibieron la Medalla de Oro en la Bienal de Venecia y que posiblemente pisen suelo sueco próximamente.
La Semana del Arte ha sido un éxito, dicen fuentes organizadoras, con 60.000 visitantes. Jokin se siente muy satisfecho por las felicitaciones, y va a intentar acudir, también, a Estocolmo y Dubai. Coincide con Lizaso en que Berlín está "saturada de arte", pero las visitas a su web "se han multiplicado por 20, y nos han salido varias ofertas de exponer en Berlín y Shanghai en el futuro".
quanta, grossi, maría ptqk
"Alimenta la escena artística"
Ciertamente, una de las razones por las que los jóvenes artistas se deciden por Berlín es que los precios de vivienda y comida son más que asequibles: se puede llegar a pagar entre 300 y 400 euros por el alquiler de un piso. Fotógrafos, cineastas, cocineros... la eligen por su diversidad y apertura. Berlín agrupa 187 nacionalidades, nada menos. De ahí que el mexicano Raúl Oliver haga cocina mix en Kreuzberg; que el gaditano Javier Reina inmortalice esos tremendos edificios y solares con maestría, una y otra vez; que la soprano Naroa Intxausti esté encantada con sus proyectos berlineses...
Así lo hicieron en los gloriosos 80 la generación de Álex de la Iglesia, como Detritus Aramburu y Amaia Atorrasagasti, a los que les gustaba disfrutar de la "poesía de las calles" de Berlín, describe hoy Detritus. Gorka Eizagirre y Nadia Barkate suelen trabajar aquí.
En el caso de María Ptqk, artista vizcaina que vivió en Francia y Barcelona antes que en Berlín, ahora mismo ha regresado a París, en busca de un trabajo más estabilizado. Pero ha estado nada menos que cinco años trabajando como freelance para España desde la enorme urbe alemana. "Es una ciudad muy joven, y muchos directores de cine, artistas o músicos giran por aquí. Alimenta la escena artística, es como un laboratorio a cielo abierto, aunque los artistas venden más en otros sitios", estima.
Ramón Quanta ha solido visitarla en Berlín, donde participó en el pasado Mes de la Performance, como el artista experimental de adopción bilbaina Fauto Grossi. Fausto suele tomar parte en festivales internacionales de este tipo. María y Ramón subrayan que no es oro todo lo que se cuenta de Berlín, y que muchos se vuelven a casa a los 3 meses.
erika ede
"Tiene un gran peso histórico"
Una de las artistas que conocen bien Berlín es la fotógrafa Erika Ede, cuyos ascendientes proceden de Alemania, y, junto con su marido, cuenta con un piso en propiedad en la artística metrópoli. Ella es la Chief Photographer del Guggenheim Bilbao desde su apertura, y vive a caballo entre la capital vizcaina y la germana. En Berlín ha trabajado como fotógrafa para el Senado, medios locales, revistas de Arquitectura, Geo... Dice que resumir Berlín es imposible. Sin duda, es inabarcable.