Síguenos en redes sociales:

Paisajes caóticos de un Bilbao paralelo

El fotógrafo vasco Iñaki Marquina inaugura el martes en la sala FNAC una muestra de sus peculiares recreaciones de edificios emblemáticos de la villa

Paisajes caóticos de un Bilbao paralelo

Bilbao

El majestuoso Guggenheim cubierto de neblina y nieve, casi imperceptible en un desolado paisaje del que es testigo un misterioso "hombrecillo con paraguas". Unas apocalípticas Torres Isozaki en terreno cuasi desértico. El histórico ascensor de Begoña encallado en la costa cual náufrago desorientado, al igual que la cúpula del edificio de la Unión y el Fénix de El Arenal bilbaino? Son las escenas entrópicas de Iñaki Marquina, uno de los fotógrafos participantes en la séptima edición de Bilbo Argazki, que organiza la Federación de Agrupaciones Fotográficas del País Vasco.

Desde el martes 15 de octubre hasta el próximo 15 de noviembre, la sala FNAC (Alameda de Urquijo, 4) acogerá una selección de su colección Paisajes entrópicos, los cuales recrean edificios emblemáticos de la villa en contextos caóticos, ruinosos, "incluso un tanto tétricos", apunta su autor.

Licenciado en Ciencias Biológicas e informático de profesión, Iñaki Marquina sostiene que si uno no imagina lo que desea fotografiar, "nunca podrá conseguir la imagen que busca". Paradojas del destino, el fotógrafo bilbaino dio rienda suelta a su imaginación gracias a una rotura de muñeca. "La lesión me ofreció mucho tiempo libre que empleé en caminar, y así es como redescubrí Bilbao como una ciudad muy fotografiable. Hasta entonces, y quizá por mera inercia, la había limitado al ámbito laboral, nunca se me había ocurrido sacar la cámara por la ciudad", explica.

Pese a la humildad inherente al fotógrafo aficionado -ha aprendido de forma autodidacta, a base de pura experimentación-, lleva haciendo fotografías desde que tenía 7 años. "En la primera foto que tomé no salió nada, pero recuerdo el momento exacto tras la cámara", cuenta entre risas.

Sin embargo, no fue hasta 2008 cuando compartió una de sus obras en un foro de internet -Ojo Digital (www.ojodigital.com)-, lo que desató una especie de "revolución" personal. "Hasta que no subí aquella imagen a la red, fue como si no hubiera sacado una fotografía antes". La interacción con los miembros del foro le ha procurado valiosas lecciones, y también animado a valorar su trabajo. "Soy perfeccionista hasta lo enfermizo y muy mal crítico conmigo mismo", admite Marquina, que también reconoce desconfiar "un poco" del criterio de su círculo más cercano. "Cuanto más desconocido es el crítico de tu trabajo, más neutral será su valoración", sentencia.

Su primera muestra de estas ilusiones entrópicas fue en la primavera de 2011, en la sede de la Fundación de Trabajadores de la Siderurgia Integral, en Barakaldo. Las imágenes "parece que gustaron", y volvió a exponer en la misma sala este pasado verano. "Ahora viene la prueba de fuego: exponer fotos de Bilbao ante el público de Bilbao", afronta. Mostrará una selección de 18 fotografías, de la treintena que integran esta serie.

Asegura que su participación -por primera vez- en Bilbo Argazki es "cosa de carambola". Uno de los miembros de la federación organizadora del festival, Javier Muñoz, se interesó por las creaciones que había subido un tal Night noise al sitio web Flickr. Se trata del seudónimo de Marquina, que se remonta al ruido del primigenio módem a altas horas de sus noches informáticas. Pero Muñoz no sabía entonces que el autor de esas sorprendentes imágenes no era otro sino Marquina, a quien conocía personalmente. "He esperado a que me descubrieran, así ha sido más emocionante", se congratula.

Además de la exposición, el día 28 de este mes ofrecerá una conferencia en el mismo recinto de FNAC, abierta a todo el público y de carácter gratuito. El autor explicará el proceso creativo de su obra, y prevé proyectar un vídeo donde muestre todo el recorrido artístico, desde la imagen original al montaje final. "Dedico mucho tiempo al tratamiento de la imagen, quizá se deba a no ser muy buen fotógrafo - se justifica-; pronto descubrí que la cámara no era suficiente".

universo 'paragonauta' El título de la muestra encierra rasgos biográficos, al igual que el hombrecillo del paraguas, también conocido bajo el sobrenombre Paragonauta. "El concepto de la entropía lo tengo presente desde el Bachillerato hasta mitad de la carrera", comenta. De acuerdo a la definición de la RAE, la entropía mide el "desorden de un sistema" (física); y en el ámbito de la informática, se refiere a la "medida de la incertidumbre". Precisamente de inestabilidad e incertidumbre pinta Marquina sus paisajes bilbainos. En cuanto al halo de destrucción que se aprecia en los mismos, puntualiza: "Es una especie de llamada de atención al espectador, para que no olvide la belleza que le rodea". Así, los edificios icónicos que aparecen semienterrados en un Bilbao fantasmagórico no son sino metáforas del olvido.

"En cierto modo, creo que he promocionado la imagen de Bilbao en los foros porque he mostrado, a gente de y fuera de la villa, lugares que nunca habían visto o apreciado lo suficiente". Cita como ejemplo el ascensor de Begoña (protagonista de la segunda imagen de esta serie, El día de mañana): "Resulta que después de más de 20 años subiendo y bajando en ese ascensor, nunca había reparado en su valor histórico (y turístico). Comencé a investigar y descubrí que es uno de los primeros monumentos civiles de hormigón armado, es un patrimonio importante".

En sus obras se repite la imagen del Paragonauta, que se antoja una suerte de observador de ese Bilbao paralelo, "del otro lado". Protegido de un artilugio que a su creador le parece "fuera de época" -pese a ser casi de uso obligatorio en una ciudad como Bilbao-, y hasta cierto punto "ridículo", el Paragonauta es testigo de un caos? que quizá no lo es tanto. "Ante estos paisajes desordenados, presuponemos que su estado actual es el normal, pero no son sino órdenes distintos, equilibrio y caos van unidos, me gusta jugar con la idea de orden-desorden-orden", reflexiona.

Además del observador armado de su inseparable paraguas, también forman parte de su universo entrópico pájaros "supervivientes" que sobrevuelan esa realidad paralela, así como la figura de una chica a la que Marquina no ha incorporado, por el momento, ningún elemento característico. Ella es la protagonista de la primera foto de esta serie, El dôlom, con su inquietante presencia ante el monumento de Oteiza situado frente al Consistorio bilbaino.

Entre sus próximos proyectos, Marquina apunta su objetivo hacia "el primer rascacielos de Bilbao", el de Renfe, junto a la estación de La Concordia. En la actualidad, el edificio se encuentra en obras, por lo que el fotógrafo tendrá que esperar para poder retratarlo con su particular punto de vista caótico.