Como un elefante en una cacharrería
Las nuevas intervenciones artísticas públicas en Bilbao cambian la percepción de la ciudad
LA vida creativa que se percibe en el entorno público está en continua renovación. Hay actos que tienen voluntad de permanecer y los hay que son efímeros. Mientras algunas obras desaparecen y dejan un hueco, otras se trasladan a zonas cercanas y renuevan su percepción.
Ya no está una de las piezas de Richard Serra que se situaba en el entorno del Museo de Bellas Artes del parque. Había sido cedida por un coleccionista que la ha puesto a la venta. A su vez, las transformaciones que ha sufrido el exterior del Euskalduna se han visto motivadas por la ampliación del edificio. La Musa de la Danza de Dalí ha abandonado su estancia sobre un banco para situarse encima de un mástil metálico con forma de 7 que emerge del estanque. Una bailarina cuya situación es palpablemente mejorable. Levita y se refleja sobre las aguas eso sí, pero está alejada y no deja ver los matices ni los detalles proporcionando unas observaciones que se confunden con los fondos existentes a su alrededor. Por otro lado los simulados montículos de piedrilla han encontrado un acomodo mejor al trasladarse al otro lado, casi debajo del puente de Manterola. Claro que lo que los rotundos volúmenes quedan edulcorados con la pintura blanca que los rodea como si estuvieran orlados. Un acercamiento al campo de la escultura de las formas mínimas del land art que encuentra su justificación en la actividad que antaño tuvo el lugar pero que se estiliza de la mano de los arquitectos.
Es bastante habitual que los entornos públicos tiendan a estar repletos de referencias a animales. Debieran estar los cisnes que quería Durrio que se incluyeran en el monumento a Arriaga. Otra cosa es el tigre de Lucarini que se proyecta por encima de Deusto, cuyo deterioro ha sido mostrado recientemente. El disecado león que había en las ya postreras instalaciones de San Mamés debe esperar turno a que emerja en el contexto del nuevo campo. Mientras que las vacas que se pusieron en el año 2002, hoy se encuentran donde menos se las espera, delante de un hotel o como propaganda de cualquier tienda. La arañade Bourgeois cuya enigmática imagen pone de manifiesto la presencia de una amorosa Mamáque protege y cuida hasta pulir el contenido de su interior. El perro de Koons que surge monumental y relajado delante del edificio de Gehry.
Toda una fauna a la que se añade ahora el elefante Clemente. Procede de la marca de tónica Markham y se ha utilizado como reclamo en el reciente Festival publicitario El Sol. Se había previsto que estuviera de modo temporal pero -según dicen- ha caído en gracia a la ciudadanía. Si bien es una mala parodia del irónico guardián del Guggenheim, cuya caricatura no habla de su creatividad y originalidad. Las dos superficies están confeccionadas con una trama de flores reales o artificiales. Pero en el caso del paquidermo las relaciones entre las partes y el todo son groseras y fútiles. Un chiste cuando se repite varias veces acaba por no tener gracia y pone en entredicho artístico a quien lo cuenta. Su colocación es todo un desacierto. Máxime cuando afecta e infecta la visión del Dodecathlos de Vicente Larrea, autor que acaba de donar siete piezas al Museo. Así se lo agradecen.
El programa de intervenciones en el Puente de Deusto pone de manifiesto que existen otras maneras de situar la labor artística. Unas alternativas cuyas estrategias interpelan al espectador, tratando todo tipo de problemáticas. Es lo que hace Pau Figueres con textos instalados en la caseta como "Más patria que democracia / Aberria Demokraziaren Gainetik". También en la edición de este año ha dejado su impronta Mikeldi Pérez Urkijo. Las fotografías de la serie Geometría abstracta y tanquetas tienen una visión de día y otra de noche. Las formas inconcretas son asépticas pero se transforman con las luces y nos descubren imágenes de los vehículos policiales utilizados durante los enfrentamientos con los trabajadores de los astilleros. Un modo de recordar lo que ocurrió en aquel contexto. Con la insumisión como brújula, como en el caso de Rafael Sánchez Ferlosio, se ha contado además con las aportaciones de Marcos Ramos (un día), Ane Rodríguez / Josu Ximun Villelabeitia o Diego Vivanco y queda la de Equis, cuyo Embalaje dio comienzo ayer mismo y podrá observarse hasta el 19 de septiembre. En vivo y transitoriamente Mawa 3, coordinador del programa, ha llevado a cabo una acción el pasado 26 de agosto con motivo de las inundaciones de 1983. Una renovación de la estrategia indicativa de lo conmemorativo que tenía la virtud de implicar a las personas. La acción consistía en intercambiar las subjetividades de las narraciones vividas y las objetividades de unos trescientos carteles. Los pósters son como las placas que existen en distintos lugares del Casco Viejo o Bilbao la Vieja, situando la altura que alcanzaron las aguas en aquellas fatídicas jornadas de hace treinta años.
El arte se mueve y reformula sus aportaciones. Es también para ser vivido al aire libre y delante de todo aquel que quiera pararse e implicarse. De vez en cuando no viene mal estimular la curiosidad y pasear por los entornos públicos para vivir los cambios y mutaciones. Hay que auscultar las huellas dejadas y debatir críticamente con ellas.
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