Donostia. Cargado con dos lienzos recibe el pintor Iñigo Sesma (Donostia, 1987) a la periodista. El joven, que vive a caballo entre Nueva York y la capital guipuzcoana, expone por primera vez en su tierra la muestra Kimerak-Quimeras en la galería Arteztu, hasta el 1 de octubre.

Incluye un total de 15 óleos sobre madera en los que el artista refleja su estilo más personal: una pintura figurativa con temática surrealista en la que juega con pinturas, texturas y contraposiciones. Ya ha expuesto en Nueva York (en las colectivas de Fashion Week o de Brooklyn, en la galería New Village de Manhattan...), pero reconoce que la de Donostia no es una serie conceptual como las demás, sino que está más centrada en Donostia. De esta manera, va "adaptándose a la ciudad y el público se va adaptando a él".

Por eso, no es extraño encontrar cuadros ambientados en los típicos rincones de la capital guipuzcoana, como el Palacio de Miramar, la Concha o la plaza Constitución, entre otros. En ellos el artista introduce elementos que nada tienen que ver con el entorno, creando así un escenario surrealista, poblado de personajes, animales y acciones que en el fondo realizan una crítica social, humorística e irónica. "Yo creo un cuento y el observador es el que masca lo que le doy", explica Sesma.

El título de la muestra, Quimeras, surgió por el hecho de que aborda cosas oníricas, sueños surrealistas, que a su vez pueden formar parte de la realidad. "Un sueño que no sabes si es verdad o mentira", puntualiza.

Sesma, que expuso la semana pasada en Ficoba, cursó sus estudios de Bellas Artes en Bilbao y Barcelona, para más tarde realizar un máster de pintura en Nueva York. Recuerda que fue con la intención de ser una especie de "esponja" y absorber todo lo que le ofrecía una ciudad que "no para" y que se ha convertido "en la meca de los artistas, como en su época lo fue París".

En cuanto a su obra, admite que está en continua "progresión y evolución". Ahora mismo tiende hacia una pintura figurativa más detallada que se acerca más hacia la abstracción, pero siempre guardando la figura. Trabaja con recursos diferentes, como una pintura más plana para decir lo mismo con menos elementos, de una manera más sintética y gestual. Sesma se ha instalado en un estudio para plasmar todo lo aprendido mediante la representación pictórica, pero no descarta volver a Nueva York, ya que se considera "un culo inquieto". Además, el curso que viene está pensando en realizar un máster de pintura.