BILBAO. El ser humano vence a la máquina. Esa es la primera reflexión que se impone tras escuchar Random access memories (Sony Music), el disco actual de Daft Punk, uno de los más esperados del año y nº 1 en la mayoría de las listas internacionales. El dúo francés, cuya discografía busca descaradamente la pista de baile, apuesta por la música más orgánica, con funk retrodisco a mansalva, en un álbum que cuenta con la colaboración de estrellas como Giorgio Moroder, Nile Rodgers, Pharrell Williams, Panda Bear o Julian Casablancas (The Strokes).

Los franceses Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo, la pareja que se esconde tras los cascos de Daft Punk, lo han logrado. Su cuarto disco, Random access memories, era uno de los más esperados del año y es ya, a escasos días de su edición, el más vendido en el mundo. El dúo lanzó en 1997 su disco de debut, Homework, que incluía su primer éxito, Da funk. Con él y el apoyo de canciones posteriores como One more time o Digital love, la pareja contribuyó a redefinir la música de baile en el tránsito del milenio, influenciando a estrellas como Cher o Madonna y volviendo la vista a otros proyectos franceses como Mirwais o St. Germain.

Daft Punk contribuyeron a asentar un mercado dance marcada por la electrónica y el uso de samplers y vocoders que añadían matices robóticos a la voz humana. El dúo, al que LCD Soundsystem homenajeó en su canción Daft Punk is playing at my house, se replegó en Los Angeles tras una gira mundial de estadios, en 2007, y solo se supo de ellos hace casi tres años cuando firmaron la banda sonora de Tron: legacy, en la que trabajaron con una gran orquesta. Quizás por ello y siguiendo el título de su disco Human after all (humanos después de todo), el dúo ahora reniega de la escena electrónica que contribuyó a crear.

colaboradores de lujo Con una cobertura mercadotécnica previa a la entrada en barrena de la industria musical, el dúo acaba de publicar un disco repleto de colaboradores lujosos y en el que explicita su pasión por el dance clásico y el alejamiento de su cara más robótica. "Después de tres discos, nos impulsó la filosofía de la búsqueda de un álbum que no habíamos hecho", según Thomas. Olvidaron el piloto automático y optaron por "hacer lo mismo que cuando trabajábamos con máquinas y samplers, pero con personas".

Sin abandonar sus particulares vocoders y buscando que "las voces robóticas sonaran lo más humanas posibles en términos de expresividad y emoción", su cuarto disco se abre con Give life back to music. Así suena el disco, vivo, humano y real, con una producción a la antigua para un repertorio que ofrece dos caras: los hits directos a las piernas, liderados por el single, ese Get lucky que ha hecho bailar ya a millones de personas, y una experimentación valiente en estilos y extenso minutaje.

El disco es un tobogán marcado por un groove funk y ejecutado con maestría por la sección rítmica y una guitarra que emula a Chic, aquella banda de los 80 que dejó para la historia del sábado noche clásicos como Le freak y Good times. De hecho, uno de sus líderes, Nile Rodgers, colabora en el disco y se luce, especialmente en Lose yourself to dance, cuyo título, estribillo - "vamos, vamos? todo el mundo danza en la pista, listos para más"- palmas y ritmo hacen que sobren las palabras. Destacan también algunas orquestaciones épicas, el latido pop rock de Instant crush, donde Julian Casablancas (The Strokes) toca la guitarra y muestra falsete robótico; la sexual The game of love, pura crema, lenta y pegajosa, perfecta para el encuentro amoroso; y el piano de Chilly Gonzales en la balada Within.

La colaboración del mítico Giordo Moroder, en una suite épica de 9 minutos entre el funk, lo electro, el sinfonismo y los pianos y solos de aliento jazz, lidera la faz más rupturista del álbum, junto a los guiños prog rock de Contact (voz de astronauta real incluida); la participación brillante de Panda Bear (o sea, Noah Lennox, de los respetados Animal Collective); y la percusión tribal, con sabor a madera, de la experimental Motherboard. Y mientras se suda con Get lucky, todavía espera en la recámara Lose yourself to dance, nuevamente con apoyo vocal de Pharrell Williams, para que Daft Punk siga de actualidad más allá del verano con, sin duda, uno de los discos de 2013.