Bilbao

Hace ya 35 años que Bob Marley editó Kaya (Universal), un disco calificado de "suave" en su día y envuelto, desde su título y su foto de contraportada, por la nube de la marihuana. El rey del reggae venía de sufrir un atentado en su tierra y se refugió en Londres para grabar un álbum que, con el tiempo, merece ser redescubierto y gozado aunque obvie las proclamas revolucionarias y apueste por el amor y el optimismo. "Cantar sobre el sufrimiento siempre no es profundo", dijo en su día su autor.

La mierda de Marley sigue colocando 35 años después, como demuestra una nueva escucha de Kaya, disco que ahora se reedita en formato de lujo con el valor añadido de un CD adicional con un concierto inédito de su gira de presentación, grabado en Rotterdam, en 1978, y que incluye la mayoría de sus éxitos. El primer artista mundial que nació en el Tercer Mundo lo grabó en Londres, con sus tremendos Wailers a pleno rendimiento, en un estudio siempre abarrotado de gente dispuesta a la fiesta mientras en el exterior estallaba el punk.

Kaya fue el contrapunto a Exodus, su exitoso disco anterior, con el que logró fama y éxito internacional gracias a canciones como Jamming, Exodus y Waiting in vain, y un mensaje revolucionario. Huido de Jamaica por la convulsa situación política que vivía el país y tras sufrir un atentado, Marley decidió grabar un disco optimista y repleto de romanticismo y llamamientos a la paz y al amor. "Cuando expones una situación, no necesitas hacerlo de nuevo. Ya lo está. Cantar sobre el sufrimiento siempre no resulta profundo, aunque claro que queremos que nuestra gente viva bien y se pare su sufrimiento", explicó entonces.

Así, Kaya fue "un oasis" entre Exodus y Survival. "Puede que si hubiera grabado otro disco duro en ese momento, habrían intentado asesinarme de nuevo", defendió Marley, y apostilló: "¿Qué hay de malo en decir a la gente que se amen unos a otros? Esa es la esencia de mi disco One love y también de Kaya".

Como muestra de ese deseo de dar la espalda a la realidad más cruda, están canciones como Easy skanking, en la que entona: "Buen Dios, tengo que alejarme de la realidad, no puedo ir a la deriva"; o en la propia Kaya, donde canta: "Tengo que fumar ahora porque cae la lluvia, me siento tan arriba que incluso puedo tocar el cielo".

La leyenda dice que se sabía donde estaba Marley por el olor de la nube de maría que siempre le acompañaba. Este disco lo demuestra. Es un álbum de sonido excelso y ritmos reggae accesibles y comerciales. Prueba de ello son canciones como Is this love -en la que une amor humano y espiritual en versos como este: "Compartiremos el refugio de mi cama de soltero/Jah proporcionará el pan"- se convirtieran en un éxito mundial y se auparan a las listas de éxito y sonaran en las discotecas del Primer Mundo. Un trabajo en el que, además, destaca una arrolladora sección de metales y los coros de las I Threes, con Rita Marley en su seno, que, en opinión del guitarrista de los Wailers, Junior Marvin, estaban "influenciados por el soul de Estados Unidos".

Buen rollo 35 años después, el disco sigue destilando "buen rollo" con reggae casi siempre sedoso y perezoso, como el de Sun is shining: "El sol brilla, el tiempo es dulce/soy un arco iris al rescate". Entre proclamas drogatas al amor y a la paz, como en Satisfy my soul y la acústica y pura Time will tell, respectivamente, Marley solo "cuela" un mensaje crítico en Crisis, en la que canta: "Dicen que el sol brilla para todos, pero en el mundo de algunos no lo hace en absoluto". A pesar de ello, no propone, como en otros discos, hacer la revolución. Bueno, sí, pero de carácter espiritual, basada en el amor y el respeto a Jah. Con Kaya a mano, claro.