bilbao. Algunos de los rostros más conocidos de la gran pantalla se deben a la intuición de Sara Bilbatua. Entre sus descubrimientos se pueden nombrar a actores como Nawja Nimri, Lucía Jiménez, Alberto San Juan... a quienes la directora de casting concedió papeles decisivos en su carrera al estrellato. Ahora que el Festival de Málaga le ha otorgado una de sus distinciones, es su rostro el que adquiere notoriedad.
¿Qué supone para usted ver reconocida toda su trayectoria?
El Premio Ricardo Franco en realidad está destinado a gente de la industria cinematográfica que no es visible. Ahora pienso en todas las producciones en las que he trabajado y algunas en las que he tenido que luchar para que saliesen adelante. Supone un reconocimiento y una satisfacción para mí misma darme cuenta de que el esfuerzo ha merecido la pena.
Eduard Fernández la ha descrito como 'escultora de actores', ¿se siente identificada con dicha definición?
A veces vas moldeando a los personajes y les das forma. Intentar acercar el actor al personaje es un proceso, en el que la pieza debe encajar, por eso se habla de escultura.
¿Se buscan identificaciones entre los personajes y los actores?
Cada personaje manda por sí solo. A veces los protagonistas están pensados y la película viene con los protagonistas y hay que buscar el resto del reparto. El reparto tiene que estar en consonancia con el estilo y el tono de la película y también con los protagonistas. Tiene que haber un estilo que acompañe para crear más armonía con el tono de la película.
Al recibir el premio comentó que, en realidad, los directores de 'casting' deciden menos de lo que parece.
Las decisiones también tienen que ver con la moda y las tendencias. A veces los papeles protagonistas ya están asignados y la distribuidora quiere que haya personas que conoce el público. Hay casos diferentes, cada producto es un mundo. Algunas películas están más enfocadas a gente joven, pero también hay directores que hacen sus proyectos sin tener en cuenta su proyección comercial. También puede haber una película, que sale de la nada, con actores desconocidos que causan sorpresa. No hay una fórmula.
Directores como Pedro Almodóvar quizás tengan más claro qué actores quieren para sus papeles...
Posiblemente para los protagonistas tenga pensado a qué actores quiere. Cuanta más experiencia tienes, más idea de quién te gustaría que fuera en ese momento el personaje, pero eso te lo da el bagaje de hacer muchas películas.
¿Por qué cuesta tanto someter a una prueba a un actor consagrado?
Si es consagrado es raro que se les hagan pruebas de reparto. Por ejemplo, a Eduard Fernández dudo que nadie le haga pruebas, a no ser que sea para un proyecto internacional. Sin embargo, ahora es más corriente que antes. La gente que va a las escuelas de interpretación tiene mucha más conciencia de casting.
¿Se ha llevado alguna decepción de una elección que haya hecho?
En las producciones cinematográficas hay tanto dinero invertido que se miran con lupa. Se arriesga pero no tanto y se tiende a lo que inspira confianza, es decir, a los actores con los que ya hemos trabajado.
Una de sus tareas consiste en seguir la pista a actores y actrices jóvenes, ¿cómo ve la cantera?
La gente joven tiene más conciencia de que hay que prepararse a tope, tienen más técnica y disciplina de oficio, incluso muchos saben cantar y bailar. En Euskadi destacaría actores como Gorka Otxoa, Aitor Luna o Asier Etxeandia y actrices como Miren Ibarguren, Maiken Beitia o Susana Soleto. Son actores con mucha energía y, cuando aprenden a canalizarla, funcionan mucho.
¿Diría que hay más competencia entre mujeres?
A la fuerza, porque hay menos personajes y más actrices entre las que elegir.
Las actrices estadounidenses que destacaron por su belleza siempre denuncian que no se las llama a partir de una edad.
Existe la creencia de que al cine van las personas más jóvenes. Eso es una de las cosas que influyen. Yo creo que en España también ocurre lo mismo. Se hacen más películas dirigidas al público joven. Aunque todavía existe gente que no piensa en el público y hace lo que le sale de las entrañas.
¿Cómo han evolucionado los procesos de selección?
Hace veinte años no había en España ninguna técnica de selección, por lo que teníamos que fijarnos en cómo lo hacían en otros países. Los directores de casting ponemos el mercado de los actores delante de las producciones, les mostramos las tendencias que hay. Antes, el director o el productor llamaba al actor y le pedía que hiciera el papel.
Como miembro de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales, ¿cree que la mujer ha encontrado su lugar en la industria cinematográfica?
La mujer tiene su lugar, falta que tenga más presencia. Hay una ausencia de conciencia y hay una tendencia, sin querer, a recurrir a la gente que más suena. La presencia de la mujer en el cine no se ha fomentado aún lo suficiente.
¿En qué trabaja ahora?
Estoy trabajando en la serie Galerías Velvet para televisión y en una película que se llama Magical girl, del director Carlos Vermut, su primera película a nivel comercial. Es una producción sin gran presupuesto.