BILBAO. Con cambios en su numerosa formación pero sin abandonar su particular estilo crudo y polémico, entre el rock, el folk, el hedonismo salvaje y la crítica social y política. Así se muestra Bizardunak en su tercer CD, Ur ederra kirats infinituan (Baga Biga), en el que niegan hacer "folk parrandero". Los navarros dicen que sus canciones están influenciadas por "el folk-rock inglés" de los 60 y 70.

Las voces de Jose Mari y Artola, acompañadas por el banjo y el acordeón de Iñigo Cabezafuego, siguen liderando la prole de Bizardunak, que ofrece la incorporación de músicos como Adolfo Alcocer y Aitor Aldanondo en Ur ederra kirats infinituan, con el que vuelven a cambiar de sello. El grupo, que se dio a conocer en 2009 con un disco homónimo en Brian´ s Records que incluia himnos como Nazi de fresa y Nafarroa gure aberria, cambió de aires con En zugzwang, editado por Gor.

Su tercer disco se grabó en julio, en los estudios Garate de Andoain, con el apoyo técnico de Kaki Arkarazo, exNegu Gorriak. El álbum, masterizado en Los Angeles, ha contado con Luther Russel (ex The Freewheleers y colaborador de Wilco, Johnny Cash, Jacob Dylan y Tom Petty) como productor e incluye la colaboración de Joseba Irazoki al banjo en el instrumental Ur ederra. El CD ofrece dos versiones, una de Peggy Seeger, del clan de los Seeger, y Necrobestialismo, que proviene de la tradición celta.

Los de Bizardunak muestran sus cartas desde el título en Ur ederra kirats infinituan (agua bella en la apestosidad infinita). Siguen como siempre, directos y huyendo de eufemismos ante el "hedor infinito" que nos rodea, aunque con una sonoridad cada vez más rockera que no desdeña su ADN, el compromiso envuelto en aires de fiesta. El grupo huye del término patxanga en 2012. "No creemos ser un grupo folki parrandero. Tampoco las influencias provienen de los grupos folk progresivos euskaldunes de los 70. Cantamos en euskera, sí, pero nuestra influencia es el folk-rock de Fairport Convention o Steleeye Span", aducen. "No nos gustan definiciones como parranderos. Nos situamos en la tradición escénica de los Faces o los Pogues", dicen.