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El arte hecho arquitectura, en el Museo Guggenheim de Bilbao

El arte hecho arquitectura, en el Museo Guggenheim de BilbaoDavid de Haro

BILBAO. La muestra, presentada por el director del centro de arte moderno y contemporáneo, Juan Ignacio Vidarte, y la comisaria de la misma, Lucía Agirre, expone al público hasta el 19 de mayo de 2013 un total de seis obras, pertenecientes a los fondos propios del museo bilbaíno, hechas por Liam Gillick, Mona Hatourm, Doris Salcedo, Cristina Iglesias y Pello Irazu.

Cuatro de las piezas se muestran por primera vez tras haberse incorporado recientemente a la colección propia del Guggenheim de la capital vizcaina.

De estas, la obra más relevante de la exposición es la titulada "Cómo te vas a comportar? Un gato de cocina habla" (2008) del artista británico Liam Gillick (Aylesbury, 1964) quien la ha donado al museo bilbaíno tras representar con ella a Alemania en la Bienal de Venecia de 2009.

En ella genera un espacio de características arquitectónicas mediante la reproducción repetitiva, en madera de pino y sin electrodomésticos, de la cocina modular "Frankfurt", diseñada en los años 20 del pasado siglo por la arquitecta austríaca y activista feminista, comunista y antinazi Margarete Schütte-Lihotzky para un complejo de viviendas obreras.

Con esta obra, ha explicado en el acto de su presentación Gillick -considerado uno de los agitadores del arte británico de finales del siglo XX- ha tratado de evocar el ansia moderna por acceder al diseño de calidad y a un espacio habitable que haga más cómoda la existencia.

La composición, ubicada en la espaciosa sala 303 de la tercera planta del museo, cuya forma también ha modificado el artista para acoger su pieza, se completa con la figura de un gato disecado que va narrando al espectador, en inglés, español y euskera, reflexiones sobre los sueños, las desilusiones y el paso del tiempo.

Otra de las piezas más llamativas de la muestra es la de la palestina de origen libanés y pasaporte británico Mona Hatourm (1952) quien en su obra "Hogar" (Home, 1999) utiliza relucientes utensilios cotidianos de cocina repartidos sobre una larga mesa para componer distintos espacios de reminiscencias arquitectónicas.

Hatourm separa la obra y los elementos que la componen, potencialmente peligrosos en manos de un niño como un rallador de queso, una máquina de hacer picadillo de carne o un cascanueces, del espectador mediante unos cables de acero que actúan a modo de barrera arquitectónica.

La obra más sobrecogedora de la exposición es la de la colombiana Doris Salcedo (Bogotá, 1958) "Sin título" (2008). Mediante el ensamblaje de muebles comunes en todo hogar, como dos armarios roperos y una mesa, la autora consigue un conjunto que recuerda a un féretro de grandes dimensiones.

A lograr este efecto, contribuye el hecho de que la artista ha rellenado con cemento los huecos que quedaban en el ensamblaje.

Con esta obra, ha señalado Lucía Agirre, la comisaria de la muestra, Salcedo hace referencia a la convulsa y traumática historia de violencia que ha vivido su país en el último tercio del siglo XX.

La pieza de la colombiana comparte sala con dos obras ya mostradas al público de la escultora guipuzcoana Cristina Iglesias, las tituladas "Celosia II", de 1997, que genera un espacio cerrado, acotado por cuatro paredes labradas con el enrejado propio de los confesionarios, y "Habitación de alabastro", de 1933, que, por el contrario, crea un espacio arquitectónico abierto y diáfano.

La muestra se completa con la pieza del guipuzcoano Pello Irazu (Andoain, 1963) titulada "Formas de vida" (2003), con la que, mediante perfiles de hierro y largueros de madera, conforma, en el centro de la sala, una especie de refugio en apariencia inestable y difícilmente transitable.