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tras una ausencia de cuatro años y una vez concluidos los proyectos en solitario de tres de sus cuatro miembros -el más conocido el de su líder, Brandon Flowers-, el cuarteto The Killers, la última gran banda estadounidense de pop de estadio y ventas millonarias, regresa la semana próxima con su cuarto disco, un Battle born (Universal) tan épico y repleto de teclados engolados y estribillos pop como siempre. "Tenemos personalidades muy fuertes, por eso el sonido es homogéneo aunque hayamos contado con cinco productores diferentes", explicó a Rolling Stone el grupo responsable de éxitos como Mr. Brightside, Human y When you were young.
The Killers presentó su disco nuevo ayer en Madrid, en el festival DCode, apenas tres días antes de su salida a la venta en todo el mundo, el próximo martes. Battle born, cuyo nombre alude al lema no oficial del estado de Nevada, ya que fue fruto de la Guerra de Secesión estadounidense, supone el regreso de Brandon Flowers (voz y teclados), Dave Keuning (guitarra), Mark Stoermer (bajo) y Ronnie Vannucci (batería) tras su exitoso Day & age, disco publicado en 2008 y que les convirtió en estrellas mundiales tras contribuir a que el cuarteto alcanzara 15 millones de discos vendidos desde su debut.
La larga ausencia discográfica de The Killers, que sus muchos fans han paliado con trabajos en solitario de sus miembros, el más conocido el debut de Flowers, titulado Flamingo, concluye con un disco en el que han trabajado nada menos que cinco productores debido, al parecer, a que ni ellos mismos tenían una idea prefijada del sonido que buscaban. Battle born se grabó en el estudio del mismo nombre en Las Vegas durante un largo año y medio, y en la producción han participado grandes nombres como Daniel Lanois, Steve Lillywhite -ambos colaboradores de U2, banda a la que buscan seguir sus pasos-, Damian Taylor (Bjork), Brendan O'Brien (The Boss) y Stuart Price, este último especializado en música de baile.
Detrás de The Killers siguen estando las canciones de Flowers, uno de los últimos sex-symbols del pop, un tipo guapo y con glamour. Mormón, padre de tres hijos, responsable de la voz y las letras, defensor de la vida familiar y alejado del alcohol y las drogas, el chaval es capaz de alternar las plumas y boas con una chupa de cuero a lo E Street Band en el disco Born to run. Fiel a sí mismo, el cuarteto ofrece en su repertorio actual un sonido que es un compendio de sus trabajos anteriores. "Hablamos de ellos y encontramos nuestros puntos fuertes, las cosas que nos gustan y de las que estamos orgullosos. Así que las incorporamos al disco", explican.
neutrales The Killers, que han optado por mantenerse "neutrales" ante las elecciones de su país a pesar de los guiños del candidato republicano y también mormón Romney, combinan en el álbum la forma detallada de narrar de su debut Hot fuss, la añoranza y el misticismo de Sam's Town, y los ganchos espontáneos y pop, en clave ochentera, de Day & age. Brandon se reconvierte en un Springsteen liderando a Big Country, dejando de lado sus raíces celtas. Y recrea el sonido aparatoso de Meat Loaf en Bat out of hell, rescatando la magia pop de The Cars y el afán épico de U2.
Así suena Battle born, rozando el AOR con los sintetizadores y los coros grandilocuentes de Flesh and bone, rebosante de épica, como Miss atomic girl, una canción parida para reventar estadios.
Como el single Runaways, otra banda sonora sobre la huida adolescente y la carretera en la que todo suena colosal (guitarras, baterías y sintes) con su estribillo coreable: "Prisa adolescente, dijo ella/¿no somos todos fugitivos?/tenemos tiempo pero no tanto, no podemos esperar hasta mañana".
El CD incluye medios tiempos más directos y sin tanto afán de trascendencia, como The way it was; un buen montón de canciones donde las guitarras rock tratan de sobresalir ante la avalancha de sintetizadores ochenteros, caso de A matter of time y The rising tide; curiosidades como Heart of a girl, con un guiño inicial a Walk on the wild side, de Lou Reed, que Brandon canta con un deje muy Bono y un final gospel; un From here on out cercano a las raíces y al country; y guiños a la música de baile como Deadlines and commitments.