Mikel Salas ha hecho de la composición de música para películas su principal filón laboral. Nominado a los Goya por la banda sonora de Bajo las estrellas, ahora se destapa con Rec 3, recién estrenada en la gran pantalla y en la que el navarro ha puesto notas al miedo. Salas es colaborador habitual de su director, Paco Plaza, con quien ha trabajado prácticamente desde que se iniciara en el mundo del cine. "Este es mi cuarto largo con Paco y, de hecho, El segundo nombre fue el primer largo de los dos. Empezamos haciendo un par de cortos, nos gustamos, nos queríamos, cuando dio el salto al largo me mantuvo y hasta hoy".

Una unión profesional que no ha podido desembarcar en Rec hasta su tercera entrega, ya que las dos primeras no contaban con música. "Eran películas rodadas cámara en mano, muy hiperrealistas, en las que la música no tiene cabida. En primavera de 2011 me llamó Paco y me dijo que iba a hacer Rec 3. Yo le respondí que me alegraba y él me dijo que ésta sí iba a tener música. Y le dije me alegraba todavía más (risas). Él ya tenía el guión bastante elaborado y yo comencé a trabajar sobre el texto, sabiendo precisamente que la música iba a ser uno de los elementos disconformes con la saga. Al principio nos comimos la cabeza, dándole vueltas a si había que empezar fuerte o poco a poco, hasta que llegó el grito de guerra de Paco: "¡Mikel, te lo tienes que pasar bien!". Y es que él también venía de dos películas exitosas con un formato concreto que en esta tercera cambiaba. Tuvo ciertos problemas para engarzar con las anteriores hasta que, precisamente, su solución fue tener claro de que debía pasárselo bien", explica Mikel.

Tras descartar ciertas ideas "peregrinas" y hacerse con otras, el trabajo de verdad comenzó con el montaje de filme entre las manos. "Una peli de terror es un mecanismo de relojería: pasa esto y la música tiene que hacer esto, y además siguiendo unos determinados pasos. En este sentido, está bien trabajar el concepto y la melodía, pero lo que necesitas es un montaje bueno para, con la música, ayudar a que funcione. En este sentido, Paco es un director muy auditivo, para él la música está en el guión, y eso ayuda mucho".

El punto necesario "Al principio intenté darle un punto de serie B, pero me encontré con que la parte de la película que a mí me tocaba tenía un formato impecable y no le pegaba. Lo que resultó al final fue una suma de orquesta, electrónica y un poquito de rock and roll que se me quedó de la serie B... Incluso hay un ramalazo de heavy metal en una secuencia bastante bonita, recordando mis viejos tiempos, en la que toco guitarra y bajo. Pero también tiene partes pop, para las que conté con Uma, un guitarrista que gira con Drexler y Bosé... Es un dios del tono que viste perfectamente las canciones. También he contado con los miembros del coro de José Carlos Díaz de Cerio, para la parte heavy, cuyas voces grabamos en la iglesia de mi pueblo, Oricin". Además de lo compuesto por Mikel, la película cuenta con otra banda sonora complementaria conformada por canciones míticas de los 80 y 90 de artistas como Loquillo o Australian Blonde. "Partiendo de algunas de estas canciones he jugado con tonos, simplemente para darles transición", matiza Mikel Salas.

En cuanto a los detalles, que siempre caracterizan las composiciones de Salas, en esta ocasión el propio músico destaca "la síntesis granular, es decir, la composición del sonido en mil granos para conformar paisajes sonoros, de forma que los pasajes quedaran muy intrigantes". Todo ello conformado por sintes, pianos, guitarra eléctrica, bajo y, principalmente, la orquesta de Macedonia, que fue la encargada de grabar toda la parte sinfónica; "unos auténticos cracks".

Con la película ya en cartel, Salas está enfrascado ahora en el diseño sonoro de las nuevas salas audiovisuales del Museo Arqueológico Nacional.