bilbao. Nueva York es una ciudad magnética para nuestros artistas. Txuspo Poyo (Altsasu, 1963) llegó allí en 1991, tras haber pasado un año en Toronto becado por el Gobierno de Navarra, y recaló bajo el horizonte de los rascacielos, siendo más tarde, en 2001, residente en el International Studio and Curatorial Program. No tardó mucho en ponerse a bucear entre películas de cine de 35 y 16 mm., movido por la curiosidad que suele marcar su obra sobre las técnicas que caen en desuso, "reliquias históricas, en una revisión histórica de algo". Así, ya había experimentado en Canadá y en Mondragón con este "metalenguaje del cine": montar sobre lo ya montado, trenzar celuloides que ya son historia, en una "apropiación de la obra, construyendo otra película" a través de un cut up.

Así lo explicaba a DEIA horas antes de la inauguración, el pasado jueves, en el edificio Álvaro Siza de la UPV en Abandoibarra, de Celuloides 1993-1996, un profuso trabajo de filmes de 35 y 16 milímetros trenzados, intercalados, superpuestos, velados a veces, combinados con fotografías y, por ejemplo, cintas de obras urbanísticas neoyorquinas (Caution), a menudo plastificados. Estas composiciones verticalizadas -la influencia de los grandes edificios de la Gran Manzana- comenzaron como geometrías móviles, que sugerían, no sólo "la propia urbanística de la ciudad", sino además "pantallas verticales en las que había tiempo y movimiento, como en el propio cine: como el paisaje a través de la ventana de un tren". Este laborioso trabajo se vio alimentado por los rollos usados de Rafic, un lugar de alquiler de material de cine en Manhattan, donde Txuspo halló bobinas de cine ya procesado, películas y cintas adhesivas de colores... En esos días, además, él estaba diseñando decorados cinematográficos, y una exposición de William Burroughs y sus Cut up, donde cortaba sus propios poemas y les daba una nueva forma y sentido, en una línea algo dadaísta, resultó muy inspiradora, "un cadáver exquisito".

continente y contenido Desde que llegó a Nueva York, el artista navarro entró en contacto con el Anthology Film Archive y el cine independiente. Y siguió trenzando películas, yendo más allá de la propia forma, analizando y mostrando contenidos, "reconstruyendo tejidos narrativos en formaciones de geometría en movimiento a partir del montaje", explica. Como ejemplo, The endless se llena de pequeños fotogramas del famoso y fílmico The End, "cuyas tipografías hablan del contenido de la película". Efectivamente, no es lo mismo el rótulo de Siete novias para siete hermanos, dicharachero, que el de un western, con letras de saloon, o el de Psicosis, inquietante.

Txuspo siguió avanzando en sus trenzados, en los que se plasma la multiplicidad de los actores -una misma persona se convierte en otras-, "la fragmentación continua" y la conjunción de "la trama física y la creación de un relato", define el autor, que juega con la pintura, el collage, el fotomontaje y el cine, género final en el que confluyen todas las artes. "Esto da visibilidad a la propia materia del cine, y cada pieza se convierte en estructura de pantalla", señala el artista, que ha logrado una "mirada poliédrica", pues no es la misma lectura la que hacemos cerca de estos filmes entrelazados que la visión global, de lejos.

"Este cúmulo de historias rotas y de relatos fragmentados que, junto a otros fotogramas, recortes y adhesivos componen estos tapices misceláneos" atrajeron al comisario de la muestra y autor de estas palabras, Fito Rodríguez Bornaetxea. Txuspo ya había expuesto en Nueva York sus Celuloides, así como en Suecia, Dinamarca, Italia, etc., y el Museo de Navarra, La Caixa y un particular mexicano adquirieron sendas obras, pero Fito se interesó por exponerlas en Bilbao, y así podrán ser vistas hasta el 30 de abril en la sala de la UPV en Abandoibarra.

Notas musicales, puntillismo, una torre gemela, una alfombra o los Puntos de encuentro que pueden emular las luces de neón de una ciudad viva son algunas de las lecturas posibles de estas obras. Tras exponer en Nueva York recientemente, el internacional artista aguarda la reacción, ahora, de esta apuesta que en esta ocasión ve la luz en Bilbao, donde el autor vive actualmente.