Las huellas de Tàpies en Bilbao
Bilbao. En los rótulos que acompañaban ayer las obras de Antoni Tàpies en el Museo de Bellas Artes y en el Guggenheim Bilbao ya se podía apreciar la fecha de su nacimiento y la de su muerte: Barcelona, 1923-2012. El artista de la materia moría el lunes a la edad de 88 años y lo hacía tal y como había vivido. En silencio. "Solo aspiro a que mi arte sea útil", confesaba en vísperas de su 85 cumpleaños. La genialidad de Tàpies, cuya obra fue sensible a los acontecimientos políticos y sociales, la compaginó siempre con su discreción.
El último maestro del vanguardismo defendía que lo importante no es el artista sino su arte, "por eso siempre vivirá. He venido a encontrarle, buscando sus huellas y dialogando con él, pero sin él", explicaba uno de los visitantes del Guggenheim, que acudió ayer a ver la exposición El espejo invertido, en la que se encuentra su obra Otras cruces negras, de la colección de la Caixa y el Macba.
La obra de Antoni Tàpies figura en la programación de los museos y galerías de arte internacionales, en una prueba de la vitalidad de las creaciones de un artista que se mantuvo activo hasta sus últimos días, a pesar de la edad y su delicada estado de salud.
En Euskadi no existen muchas obras de Tàpies. Al menos en las instituciones públicas. Pero las que poseen los museos son ejemplos de la gran relevancia de la pintura matérica del artista catalán. El Guggenheim Bilbao cuenta en su colección con la obra Ambrossia del artista catalán. "Ambrossia podrá ser una metáfora de lo esencial, de eso (aixo en catalán, como puede leerse en la parte inferior izquierda del cuadro) tan importante que es saber encontrar en lo que nos rodea, en la cotidianidad de una comida, en una cosa pequeña e insignificante, la posibilidad de encontrar todo el universo", explica Nuria Homs, en el catálogo que el museo ha publicado sobre sus fondos. La obra de Tàpies no se encuentra en estos momentos expuesta al público.
Una de las joyas de la colección del Bellas Artes de Bilbao es Gran óvalo, una de las primeras obras maestras de Tàpies, por entonces recién incorporado a la abstracción. Reducida al variante del ocre y del gris, fue creada por el artista en 1955 y adquirida por la pinacoteca bilbaina en 1985.
Dialogando con el Gran óvalo, se encuentra la otra obra que posee la pinacoteca del artista, El signo y materia, adquirida por el museo bilbaino en 1968.
homenajes Durante todo el día de ayer, en Catalunya se celebraron homenajes por la pérdida de este artista, último pilar de la vanguardia de posguerra, considerado como uno de los artistas más importantes del Siglo XX a la altura de pintores de la categoría de Picasso, Miró o Dalí.
La familia quiso despedirse de Antoni Tàpies en la intimidad, de manera que todas las muestras de pésame públicas se dirigieron a la Fundación Antoni Tàpies, que recibió numerosas llamadas de condolencia. La Fundación Antoni Tàpies colocó un libro en la sala principal para que los ciudadanos y las autoridades expresasen su pésame.
En las paredes de la sala principal de la Fundación Tàpies se colgó en un lugar central la obra Terrós (1984), de la colección privada de la familia que alude a la propia la muerte del artista, junto a obras de gran formato como Llibre mur (1990) y otras más pequeñas de gran valor artístico como Figura sobre fusta cremada (1947). "Queremos reflejar su modo de trabajar y mostrar obras de todas las épocas porque Tàpies es un artista que ha atravesado generaciones, desde sus inicios influenciados por el surrealismo hasta su obra contemporánea", indicaron desde la fundación.
El presidente de la fundación, Xavier Antich, señaló que a Tàpies le hubiera gustado esta despedida porque la sala "está llena de personas que aprecian su arte", y recordó que el artista era una persona "austera y humilde" a la que no le gustaban los actos protocolarios.
Gentes de todas las generaciones acudieron a la Fundación para dar su último adiós al artista, aunque la mayoría de los asistentes durante las primeras horas de esta jornada de puertas abiertas fueron personas mayores que recordaban la larga trayectoria de Tàpies. "Es muy hermoso poderse despedir de Tàpies viendo su obra porque él se comunicaba con su obra... y lo seguirá haciendo", dijo emocionada Eulalia Tarrés, una de las muchas personas que hicieron cola para firmar en el libro de condolencias y pasear después por la sala para ver la exposición especialmente organizada para la ocasión. El aluvión de gente hizo que, a media tarde, los responsables del centro tuvieran que colocar un segundo libro para que la cola no fuera tan larga
La Fundación Tàpies abrirá hoy otra vez sus puertas al público entre las 9 y las 21 horas y está preparando además un acto de homenaje público con un programa que anunciará próximamente para recordar a uno de los grandes artistas del siglo XX.