Cicatriz, música punk vasca contra la fatalidad y el paso del tiempo
Se reeditan ahora los tres discos que los gasteiztarras grabaron en los años 90
BILBAO. Ni la fatalidad que acompañó siempre al grupo Cicatriz, en forma de drogas, muertes por sida y accidentes, ni el paso del tiempo han logrado que la mítica banda de Gasteiz, pionera del punk vasco, haya pasado al olvido. La prueba palpable es la reedición, con mejor sonido y tras varios años descatalogados, de los tres discos que el grupo grabó en los años 90 -dos de estudio y uno en directo- en su propio sello, Zika Records, ahora disponibles en Oihuka-Elkar. Esta operación de rescate evidencia que "la memoria del grupo sigue viva… y los Cicatriz, también", según el guitarrista Goar Iñurrieta, único superviviente de la formación.
Tras un disco compartido junto a Kortatu, Kontuz Hi! y Jotakie, la reválida de los Cicatriz -grupo que surgió a mediados de los 80 en el entorno de la unidad de desintoxicación del centro psiquiátrico Las Nieves de Gasteiz, como terapia- fue su debut, el mítico Inadaptados, también rescatado hace unos años y que incluyó clásicos de la banda como Enemigo público, Botes de humo y Escupe. Después la banda pareció entrar en un oscuro pozo sin fondo, provocado por las dependencias químicas y el paso por la cárcel de su cantante, Natxo Etxebarrieta, que fue detenido por posesión de estupefacientes y, además, sufrió un gravísimo accidente de circulación que casi le dejó paralítico y le obligó a llevar muletas hasta su fallecimiento. Eso provocó que la banda no editara discos en nada menos que un lustro.
4 Años, 2 meses y 1 día, publicado en 1991, es el primero de los discos ahora recuperados, que habían sido descatalogados y en la actualidad se pueden adquirir remasterizados tanto en formato físico como en los portales de venta digital más importantes. Disco dedicado a Pepín, uno de sus primeros miembros fallecidos, en su título recuerda la condena de Natxo, que invirtió en su grabación en Londres -en noches marcadas por el desenfreno- parte de la indemnización que recibió tras su accidente.
Ese disco es el primero en el que se advierte la mano del guitarrista Goar Iñurrieta, cuya entrada en la banda provocó un giro en su sonido. Del punk oi de herencia británica se pasó al rock con un punto metálico -tras la estela de AC/DC y Motorhëad-, como prueban canciones como Rock and roll de Cicatriz, la drogota Qué a gusto está o sus éxitos La 204 -que alude a la celda de Carabanchel del vocalista- y Lola, dos de las más demandadas en los directos, en los que Natxo pasaba de un taburete a las muletas. Es también el disco de la punkie Me gusta conducir y de dos temas compuestos en comandita con Mamen, de Vulpess, compañera de fechorías musicales con el batería del grupo, Pedro Landatxe, con quien formó el grupo Anticuerpos.
polémica El segundo disco de los Zika recuperado es Colgado de ti, grabado en 1994 en Donostia con Kaki Arkarazo como productor. Disco con una distribución polémica y que evidenció los problemas de Natxo -estuvo a punto de ser relevado del micro a favor de Carlos Mahoma, de RIP- con las drogas, apuntala el sonido metalero de los Zika de entonces, con el peso musical ya descansando en Goar y canciones menos redondas entre las que destacan Hay que joderse, la que le da título, Guerra en Colombia y dos declaraciones de principios como Vicio en el servicio y Estoy quemado. En esta última Natxo canta "tocamos rock´n´roll y damos mucha caña, yo digo lo que me da la gana; son formas de pensar, maneras de sentir…".
La historia de los Zika tiene como epílogo el último CD rescatado, En directo, editado en 1996 y grabado el 30 de diciembre de 1994 en la sala Matraka de Lakuntza (Nafarroa), ya sin Pedro a la batería, que fallecería de Sida poco después, y con el colega Dieguillo Quemando Ruedas al bajo. "Creo que la mejor manera de luchar contra todo es el rock and roll", escribió Natxo en el encarte del álbum, que ofrece "19 de los mejores temas" del grupo, según su vocalista, que acabó falleciendo apenas medio año después que el batería.
Goar, que después ha trabajado como músico de sesión para Estopa y Nacha Pop, además de poner en marcha el controvertido proyecto Goar Cicatriz, en el que rescataba las canciones de la banda, defiende estas reediciones. "Yo no tengo nada que ver y no me llevo nada de la venta de los discos", explica el guitarrista, que aclara que es el sello y la madre de Natxo quienes tienen los derechos de las canciones. "Sí animo a comprarlos, ya que esto significa que la memoria de los Cica sigue viva... y los Cica también", concluye.