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Guerra de informes en Iruña Veleia

El juzgado pone a investigar a la Ertzaintza para determinar si las inscripciones son auténticas o un fraude

Guerra de informes en Iruña VeleiaDEIA

Bilbao. En 2006 se descubrieron en el yacimiento romano de Iruña Veleia (Araba) 65 ostracas, unas tablillas de cerámica que, supuestamente, contaban con inscripciones en euskera y que fueron fechadas entre los siglos III y VI. No fueron los únicos hallazgos que efectuó el equipo del arqueólogo y por aquel entonces director de la excavación, Eliseo Gil. Además, se informó a la opinión pública de que se había encontrado la escena de un calvario, una pieza que, en teoría, suponía un giro en la historia del euskera y del cristianismo puesto que, de ser auténtica, se situarían en la ciudad de Veleia los primeros testimonios conocidos en euskera y se adelantaría al siglo III la entrada del cristianismo en tierras alavesas. Pero la polémica estalló desde el momento en que se hizo público el descubrimiento, ya que rápidamente se comenzó a dudar de que dichas piezas fueran auténticas.

El último capítulo -de momento- de este debate llegó hace unos días con la petición por parte del Juzgado nº 1 de Gasteiz de ordenar enviar a la Ertzaintza los grafitos e inscripciones encontrados en el yacimiento para contrastarlos con otros informes y determinar la validez o no de los hallazgos, aunque las piezas ya fueron remitidas al laboratorio de la Guardia Civil, también a petición de este juzgado.

No hay duda de que las ostracas halladas son de la época romana pero, según los expertos, lo que no está tan claro es que las incisiones que presentan sean de ese mismo periodo e incluso pueden ser muy recientes. Por ello, se formó un comité de expertos en lingüística, historia antigua, arqueología, química y filología para la evaluación de los hallazgos. Fue ese comité el que echó por tierra el descubrimiento al presentar varios informes en 2008 en los que aseguraban que las piezas descubiertas por el equipo de Eliseo Gil, que recibió en 2001 una subvención de más de tres millones y medio de euros para su empresa, Lurmen, S.L., eran falsas. Es decir, que todo podía ser un fraude.

Según miembros de este comité, "la empresa ha tenido la ocasión de llevar las piezas a cualquier congreso de arqueología, lingüística o filología, y no lo ha hecho", algo que fomentó aún más las sospechas sobre su autenticidad. Asimismo, apuntaban a que todas las ostracas con inscripciones en euskera extraídas del yacimiento se han localizado en el proceso de lavado, y nunca en el momento de la extracción. Así lo afirmaron Miguel Ángel Berjón, José Ángel Apellániz y Carlos Crespo, tres arqueólogos que formaban parte del equipo de Eliseo Gil, y que en 2007 habían abandonado las excavaciones.

Dados los resultados de los informes, en 2008, la Diputación Foral de Araba denunció ante la Fiscalía de Gasteiz a la empresa Lurmen S.L., por un presunto delito de ataque contra el patrimonio cultural. En abril de ese mismo año lo hizo también la empresa patrocinadora, EuskoTren, que llevó a los tribunales a Gil por un supuesto delito de estafa reclamándole 708.127 euros.

Nuevo paso El último movimiento lo ha realizado la autodenominada Comisión para el Esclarecimiento de Iruña Veleia, que ha solicitado a la diputada foral de Cultura, Icíar Lamarain, que se lleven a cabo nuevas pruebas para determinar la época a la que pertenecen los grafitos encontrados en el yacimiento. Pero su petición no acaba aquí, ya que también solicitan la dimisión de Julio Núñez, el arqueólogo que designó la Diputación para continuar con los trabajos en el yacimiento, ya que alegan que su método de trabajo ha causado graves destrozos en el yacimiento. Muestran, asimismo, su desacuerdo con la decisión de enviar las ostracas al laboratorio de la Ertzaintza, ya que, según la Comisión que defiende la autenticidad de las piezas, esta institución no dispone de los aparatos propios de los laboratorios de arqueometría para poder realizar las pruebas. Esta Comisión afirma que todos los argumentos que indican que las ostracas encontradas son falsas están rebatidos "en 18 informes: 2.450 páginas llenas de argumentos".

Asimismo, según esta Comisión, en el comité de expertos para evaluar la autenticidad de los hallazgos, no había ningún experto en arqueometría y tampoco se personaron en el yacimiento para investigar in situ. Con todo, esta Comisión anuncia que va enviar una carta explicativa "a las 100 facultades de arqueología más importantes de Europa y del mundo" para zanjar el asunto. Sin embargo, desde el comité de expertos para evaluar la autenticidad del hallazgo, afirman que "en Euskadi y en el resto del Estado se hace arqueología desde hace mucho tiempo, por lo que hay gente muy preparada".

la defensa Entre los argumentos presentados por la comité para el estudio de las piezas descubiertas en Iruña Veleia, está que las inscripciones en euskera resultan totalmente imposibles en esa época, ya que recogen términos que no son conocidos hasta el siglo XV. Según los expertos, la representación del calvario es falsa, puesto que recoge crucifijos, un símbolo que no es compatible en un periodo tan antiguo, puesto que aparece durante la segunda mitad del siglo V aproximadamente.

El lingüista Joaquín Gorrochategui también mostró su incredulidad ante el número de ostracas o textos completos que se encontraron en el yacimiento. En su opinión, esto supondría admitir que en el siglo III el uso de la escritura estaba muy extendido. Asimismo, las primeras inscripciones en euskera conocidas hasta la fecha, según los expertos, están datadas en el siglo XI y se encuentran en San Millán de la Cogolla.

Los investigadores también se preguntan cómo es posible que en este yacimiento romano existan tantos textos en euskera para que después haya un vacío de varios siglos hasta volver a contar con nuevos testimonios de este tipo. Con todo, actualmente tanto la Comisión para el Esclarecimiento de Iruña Veleia como el comité de expertos para la evaluación de la autenticidad de los hallazgos se encuentran a la espera de los resultados de los próximos informes para aclarar un asunto que lleva años generando polémica.