Terol: "La gastronomía tiene que ver con la búsqueda de la teta materna perdida"
LOGROÑO. Oscar Terol, guionista de televisión y uno de los creadores del programa humorístico "Vaya semanita", presenta mañana, en el Espacio Fundación Caja Rioja-Santos Ochoa, su novela "El vasco que no comía demasiado" (Aguilar).
Esta obra es el quinto libro de Terol y su primera novela, una historia de ciencia ficción que ocurre en el año 2050, con una industria alimentaria mundial gestionada por los chinos, que han acaparado los mercados y dirigen la hostelería y el ocio.
Media humanidad se alimenta de productos que se extraen de la soja, el maná del siglo XXI, incluidos los pimientos del piquillo, según ha dicho hoy Terol a EFE, y Euskadi es el último reducto que conserva intacta la tradición gastronómica.
Y así, en esta novela, Euskadi es pues en 2050 una especie de "aldea gala de Asterix y Obelix" que en vez de defender sus costumbres y tradiciones contra la romanización que imponen las poderosas legiones defiende con gallardía su mayor herencia: la gastronomía, puesta en peligro por la uniformidad que imponen los chinos/romanos.
El protagonista es obviamente un vasco que "no comía demasiado", Carlos Zabala, un joven sin más talento que haber nacido en una familia propietaria de un restaurante que atrae a su clientela gracias a la tarta de queso que hace su abuela con una receta secreta.
La pérdida de esa receta y su búsqueda posterior por el fiel nieto, depositario de todas las esencias familiares, constituye la trama de la novela, en una peripecia vital en la que su protagonista se encuentra a sí mismo, como suele ocurrir en las grandes novelas, ironiza el autor del libro.
Oscar Terol, cuyo padre es riojano de Torrecilla de Cameros y está muy unido a La Rioja, considera que la esencia de la gastronomía y de la cocina es "el cariño" de quien guisa para con los comensales y viceversa.
Considera que corren malos tiempos, que mucha gente en el mundo no solo no come sino que apenas puede nutrirse y que hay mucha gente desamparada a la que hay que ayudar. "La gente tiene que comer tres veces al día", cree.
A su juicio, la crisis ha hecho que no solo los que no comen tres veces al día se sientan desamparados, sino que los que lo hacen, los que comen habitualmente, estén "asustados". "Primero hay que ayudar a la gente, darle lo que necesita", y dejarse de leyes y de filosofía, señala.
Acepta que la gastronomía une a los vascos, que "se caracterizan por discutir tanto", y entiende que alardeen de su buena cocina, aunque considera que en todo el Estado hoy se come muy bien.
Su plato preferido, dice, es la paella, un plato nada vasco por cierto, -añade-, y es también el plato que mejor le sale. "Soy un onanista de la paella", asegura Terol, que ensalza la cocina sencilla de su madre.
Califica al jamón de bellota como el "esperanto de la gastronomía" porque gusta a todo el mundo, "incluso a los vegetarianos", y afirma que para él no hay como un buen Rioja de crianza para acompañar sus platos.