BILBAO. Cuarenta años de carretera y manta valdrían para calificar a Judas Priest como un grupo legendario, pero al margen de lo rodado, la banda británica de heavy metal está empeñada en demostrar que está más viva que nunca. Además, no repara en quiebros para mantener en vilo a sus fans. The Epitaph World Tour, la anunciada última gira de los Judas, se queda ahora en entredicho por los rumores de un nuevo disco que podría ver la luz el año que viene. Maliciosos regates y amagos que muestran la vitalidad (y las ganas de jugar al escondite) de un grupo que sembró la semilla de lo que hoy se conoce como metal duro (heavy metal), hacia finales de los años 60 del siglo pasado.

Los Judas regresan hoy a Euskal Herria (ya nos visitaron en 2008: KobetaSonik y Donostia) y lo hacen dispuestos a dar el do de pecho, esta vez en el BEC de Barakaldo. Todo parece indicar que tirarán de repertorio clásico, interpretando canciones como Out in the cold, Breaking the law, Painkiller, Living after midnight o Metal Gods, convertidas hace tiempo en auténticos himnos. Pero también tocarán temas casi olvidados "que no hemos tocado en años", declaraba hace escasas fechas a DEIA el bajista del grupo, Ian Hill. Además, el músico incidió en que los conciertos de esta gira "no van a ser tristes, sino la celebración de 40 años de trabajo", para acabar dejando caer la posibilidad de grabar un nuevo disco "en invierno". No le falta razón al bueno de Hill cuando dice que "el heavy no está ligado a la moda, vive fuera de ella", y su mérito es que aún así goza de buena salud: Metálica consiguió reunir a 40.000 personas en Kobetamendi, Kiss a más de 30.000,...

Sonidos duros Ni el mismísimo Ozzy Osborne se atrevió a llamar heavy metal a lo que hacían grupos como el suyo (Black Sabbath) o los Deep Purple. Tuvo que llegar una ola de bandas amateurs que inundaron Gran Bretaña de sonidos duros (hard rock) para que el género tomara cuerpo y se extendiera por todo el mundo. Queen, Led Zeppelin, UFO y Judas Priest inspiraron a miles de jóvenes que exigían más caña a unas guitarras que comenzaban a explorar sendas nuevas.

Influenciados por el rock progresivo, el rock psicodélico y el hard rock, Judas Priest trató de buscar un sonido propio desde su debut, que se produjo en 1974 con el álbum Rocka Rolla (quizá su trabajo más peculiar, diferente a los demás), y lo consiguió a partir de Sad Wings os Destiny (1976). A mediados de los ochenta llegó el boom de la banda, de la mano de Turbo (1985), que supuso para ellos otra vuelta de tuerca: introducen sintetizadores y cambian el vestuario, pasando del negro sado al rojo, estilo Mad Max.

Con este nuevo cambio de rumbo Judas demostró una versatilidad notable, siendo ésta una de las circunstancias que han hecho que los británicos se hayan mantenido en la brecha durante cuatro décadas. En los 90 la banda endureció y aceleró su música, que se volvió más agresiva (Jugulator; Demolition...), y en 1991 Rob Halford decidió ir por libre y dejó a sus compañeros de fatigas. El cantante llegó a asegurar incluso que no volvería a Judas Priest. Afortunadamente no cumplió su palabra y regresó el año 2004.

Muchos críticos consideran que Judas Priest fue la banda que consiguió definir el sonido del heavy metal, ya que conjuntos anteriores tocaban también otros géneros, como el blues o el rock progresivo. También se les identifica como pioneros en la indumentaria característica de los seguidores del heavy: cuero negro, tachas y otros accesorios de metal. En eso tuvo mucho que ver el vocalista, Halford, al igual que en la identificación que se hace habitualmente de este vestuario con los moteros más duros y pendencieros. En 1979 el cantante se presentó en el escenario montado en una Harley Davidson, y en adelante este guiño se hizo imprescindible en todos sus conciertos.

Made in Britannia La tarde-noche del BEC no empieza ni acaba en Judas Priest. Rob Halford y los suyos han querido rodearse de otras dos bandas míticas en esta gira "especial": Saxon y Motörhead. Una jornada colmada de fragancias británicas.

El concierto lo inaugura Saxon (19.00 horas), una banda que lleva publicando trabajos desde 1979, el último este mismo año, bajo el título de Call to arms. Curiosamente, los Saxon pasaron a ser conocidos en la gira que hicieron con Motörhead ese mismo año. La banda británica sobresalió en los 80 para caer en desgracia una década después. Aún así, Saxon, liderado por el incombustible Peter Biff Byford, sigue dando guerra y mantiene el pulso que le aupó a la fama, sobre todo en Europa, hace más de 25 años.

En cuanto desenchufen sus guitarras saltarán al escenario los Motörhead, banda creada en 1975 por el inigualable e inimitable Lemmy Kilmister, toda una institución en el mundo heavy. Lemmy (apodado así por su insistencia al pedir algo de dinero: lend me a fiver) sigue la senda que él mismo marcó a mediados de los 70, y el grupo disfruta ahora de una segunda juventud y de un estado de gracia excepcional. No es la primera vez que tocan en Euskal Herria, pero para sus seguidores Lemmy nunca es demasiado Lemmy.

Los Motör son unos supervivientes natos que han aguantado el paso de modas, crisis internas, bajones de popularidad y mil obstáculos con un conjuro elemental: el rock´n roll. Tal y como reza en el brazo del líder de la banda, nacieron para perder pero viven para ganar.