'De hombres y de santos'
Exposición antológica del donostiarra Antonio Oteiza, en Kutxa Boulevard
donostia
LA exposición antológica del escultor Antonio Oteiza (Donostia, 1926) De Hombres y de Santos presenta 200 obras de pequeño y mediano formato del pequeño de los Oteiza, un fraile capuchino, misionero, aventurero sin maletas en tierras Americanas y en medio mundo, que además ha utilizado la escultura para plasmar su mundo religioso y para comunicarse con los hombres y mujeres que ama. Tras recorrer el Orinoco y convivir con los indios guaraunos y motilones, descubre su vocación de ser escultor, por necesidad, en tierras Venezolanas. Desde el año 1961 plantea a sus superiores la voluntad de dedicarse al Arte Religioso. Estudia con Víctor de los Rios, Amadeo Roca y Miguel Vázquez, y comienza a producir sus primeras obras de carácter figurativo: Los tres herejes (1966), con formas orgánicas y geométricas, herencia del cubismo. Se implica en el movimiento renovador del Concilio Vaticano II, junto con Venancio Blanco, José Luis Sánchez, Jorge Oteiza y Santiago Montes. Pasa un año (1969) junto a su hermano trabajando en el Apostolado de Aran-tzazu. Vuelve a Brasil, Chile, Argentina y Venezuela, escribiendo diversos libros. La literatura es lo que más le emociona.
El expresionismo figurativo será su estilo escultórico durante toda su vida, expresionismo rápido, táctil y desfigurado. Nunca ha tenido taller fijo. El contacto con la naturaleza ha dado fuerza y vigor a su obra, dejando más de 10.000 piezas en todo el mundo. En la primera planta del edificio Kutxa Boulevard se han instalado sus Hombres y Mujeres, con sus trabajos, juegos y deportes, músicas y fiestas, y también sus sudores y fracasos. Destaquemos: Lucha de carneros (1975), Carrera de caballos (1990), y Lucha (1990), así como su cerámica en gres Unamuno (1975), su serie Gernika (1982), y su jarrón Luna llena (2010), así como algunas Maternidades/Paternidades. Sus autores preferidos: Berruguete, Sánchez, Gargallo, Moore, Oteiza y Giacometti.
En la segunda planta van sus querencias religiosas: Cristo, María y Los Santos, los hombres y mujeres honrados y pacificadores: Francisco de Asís, Juan de la Cruz, Teresa de Avila, Ignacio de Loyola, Francisco de Javier. Destacan la serie de S. Francisco (1982), Premio Internacional de Cerámica de Faenzza, el Vía Crucis de Capuchinos de Donostia (2010), Emaus, y los Corazones de Jesús de la Parroquia de Loyola. En ellos aporta el relieve como género para contar historias, la expresividad a base de deformaciones y ausencia de formas, el carácter grupal o comunitario de sus composiciones, la integración de la naturaleza y la arquitectura en sus relieves, el concepto de narración en la historia religiosa. Sus obras religiosas se hallan en Arantzazu, Loyola, Azkoitia, Donostia, Gijón, Madrid, Tenerife, Segovia y en medio mundo. Su obra sugiere y evoca más que afirma, y pide siempre la colaboración activa del espectador. Su obra es una de las más significativas y renovadoras del arte religioso español del siglo XX.