bilbao

ALEXANDER McQueen es recordado en una gran retrospectiva que tiene lugar en el Metropolitan Museum de Nueva York. Lleva el título de Belleza salvaje y reúne cien piezas y setenta accesorios. Hasta el 31 de julio, diecinueve años de carrera que terminaron con su fatal suicido en 2010. Una experiencia convulsa que se presenta en seis secciones temáticas. La unión entre artesanía, función y arte.

Fue un nacionalista convencido. Incluso se atrevió a plantear la violación inglesa de Escocia. La historia también se equivoca cuando los pueblos grandes se tragan a los pequeños. Es algo que plasmó en un vestuario lleno de desgarros y con sucios rastros cromáticos. Colección que presentó bajo la explícita denominación de Highland Rape. Pero incluso en la rota agresividad supo encontrar un punto de emoción sensible por donde adentrar el enorme talento de su creatividad artística.

Nacido en 1969, McQueen fue encontrado muerto hace un año, diez días después del fallecimiento de su madre. Siempre rebelde, transgresor e inconformista, puso la frase Soy un capullo en el forro de un traje para el príncipe de Gales. Con 16 años entró de aprendiz de sastre y adquirió un sólido conocimiento del oficio. Los conceptos artísticos los recibió en Central Saint Martin's College of Art. Su personalidad sobresalió públicamente con la primera muestra que hizo al final de la carrera. Un desfile que dedicó a la persecución de Jack el destripador a sus víctimas. Todo un éxito que fue adquirido masivamente por su descubridora Isabella Blow (1958-2007). Frente a la estética de lo ornamental y decorativo, ofreció una versión de lo oscuro y del horror. Planteamiento que supo desarrollar, sorteando el mundo de la alta costura y las necesidades de venta de la industria del lujo.

Hizo colecciones que responden a ideas. Nunca se tratan de mera evasión y supo trasladar sus opiniones acerca del mundo. Así se sucedieron temas como la atención romántica a lo escocés, el primitivismo más instintivo y salvaje o una vinculación a los elementos presentando sus vestidos en medio de la lluvia o el viento. Puestas en escena siempre muy elaboradas que eran unas performances bien ejecutadas, como modelos en medio de un círculo de fuego o suspendidos del techo. Hizo desfiles junto a un tiovivo o acompañado de animales disecados, en medio de un ajedrez humano o alrededor de una montaña de basura, como en una sanjuanada. En 1999, dispuso a una modelo encima de una plataforma giratoria mientras que sendos robots se movían a su alrededor. Enfrentamiento entre lo humano y unas máquinas que rociaban a la maniquí con chorros de pintura. Un dominio de la tecnología sobre la naturaleza que transformaba a un vestido que tenía un cinturón como escote.

Desde el principio atendió no sólo a lo femenino sino también al diseño de ropa para hombres, creando los pantalones bumpster de tiro bajo. Es proteico y combina visiones diversas. Sabe ajustarse a la ergonomía y también crea volúmenes escultóricos.

Asume no sólo el control y el orden de la conjunción armoniosa, sino también la adopción de cortes angulares y composiciones asimétricas, combinando todos los materiales. Sin dejar de ser él mismo, se muestra diferente y renueva la línea estética en cada presentación de sus trabajos.

Fueron permanentes los diálogos que realiza con los creadores de la alta y la baja cultura. Son célebres las referencias que hizo a autores tan fundamentales en la historia del arte como Hyeronimus Bosch, Audrey Beardsley, Vladimir Tatlin, Marc Chagall o Damien Hirst. Igualmente se enfrenta a obras menos conocidas de Henk Peeters, Sooin Kim, Elyse Hochstadt y Ryan Crippen de IWC. También colaboró con la diseñadora de joyas Shaun Leane para crear unos futuristas complementos.

La última colección de 2010 tuvo un gran éxito. Continuaba la estética para primavera verano del año anterior y superaba la idea de mujer fatal exhibida en la presentación de otoño invierno cuya seductora teatralidad surgía en medio de detritus y ofrecía una visión algo tétrica del mundo femenino. Provocadora proyección que fue reemplazada por una serie de referencias a la naturaleza. Alusiones a reptiles e insectos que llegan a alcanzar las cualidades de la brillante cristalización de lo mineral y la fascinante fragilidad de las mariposas.

Se sentía un creador en el sentido más amplio de la palabra. Como queda escrito en una de las paredes de la exposición, ¿Encuentro la belleza en lo grotesco, como la mayoría de los artistas. Tengo que obligar a la gente a mirar? Nunca pasó desapercibido, ni siquiera en los peores momentos en los que era obligado a presentar hasta seis colecciones por año. Siempre supo encontrar cómo afrontar la experiencia de la vida para saberla trasladar a todo tipo de ropa. Un grande del arte.

Buscó el equilibrio entre su visión pesimista del mundo y las necesidades funcionales del vestuario, desplegando la difícil unión entre su adaptación a los mecanismos de la moda y un provocativo teatro de lo indignante. Supo compaginar lo brutal con lo lírico y lo romántico. Adoptó una sensibilidad gótica y desarrolló también una cierta acumulación neobarroca. Asimismo supo pulsar el mundo de los cuentos con leves toques de misoginia y fetichismo. Como llegó a decir: "¿Hay sangre debajo de cada piel?".