SERÍA imposible, por inabarcable, tratar de describir el legado intangibible que deja atrás Xabier Lete Bergaretxe, referencia ineludible de las letras y miembro de una generación que renovó la canción vasca. No habrán sido pocas las personas que han acudido en las últimas horas a discos y a libros para recordar el significado que tuvo el creador oiartzuarra en sus vidas. Títulos que quizá estaban cubiertos de polvo o, si no, dañados por el generoso disfrute cotidiano.
He aquí una pequeña selección de esas publicaciones, como muestra física del legado de Xabier Lete y guía para quienes quieran descubrir su riqueza.
Puede que la mayoría del público recuerde al poeta y cantautor por sus canciones. Esa faceta comenzó a labrarse con su primer disco en solitario, Xabier Lete (1974), y continuó con Kantatzera noazu (1976) -en la imagen- y con Lore bat, zauri bat (1977), este último publicado en vinilo. Estos tres primeros trabajos fueron reeditados hace cuatros años por el sello Elkar.
Para cuando publicó el tercero de los trabajos antes citados, ya había visto la luz un disco conjunto con su compañera sentimental, Lurdes Iriondo, donde cantó piezas como Errota zahar maitea, Nafarroa arragoa y Lore bat, zauri bat. Siete años antes ya habían publicado un álbum juntos.
Otra de las facetas más significativas del Lete cantautor fue su conexión con la cultura popular y tradicional. Muestra de ello son los trabajos publicados bajo el título Bertso zaharrak (1974) y Txirritaren bertsoak (1975), que recogen bertsos de Bilintx, Xenpelar y Txirrita, entre otros. El primero fue un trabajo en común con sus amigos Antton Valverde y Julen Lekuona; el segundo, una recopilación realizada junto con el primero de ellos. En este mismo apartado, a partir del año 2000 publicó la colección Berrehun urtez bertsotan (Elkar, 7 CD), en el que realizó su particular repaso a la historia del bertsolarismo.
Tras su etapa en la política y sus primeros envites en la lucha contra su larga enfermedad, Xabier Lete plasmó su labor creativa en Es-keintza (1991) y Hurbil iragana (1998). Sin olvidar las letras, canciones y versos que han sido interpretados -e incluso lanzados a la fama- por voces como las de Erramun Martikorena o Mikel Laboa, así como versiones de grupos de diversa condición.
poesía
Transformación continua
Quizá donde más notoria sea la transformación personal y creativa del autor oiartzuarra sea en sus libros de poesía. Empezando por Egunetik egunera orduen gurpillean (Cinsa, 1968) -en la imagen-, Bigarren poema liburua (Gero, 1974), Urratsa desbideratuak (1981), Zen-tzu antzaldatuen poemategia (1992) y hasta Biziaren ikurrak (1992), la poesía social inicial va transformándose en obras que tratan otros temas más existenciales. Tras la muerte de su mujer, publicó Abestitzak eta poema kantatuak (Elkar, 2006) y más tarde llegó su último regalo, Egunsentiaren esku izoztuak (Pamiela, 2008). Un recital ofrecido con este poemario fue recogido en el DVD Negua izan (Pamiela).