Bilbao
Para Georges Rouault (París, 1871-París, 1963), la pintura era "una confesión ardiente, un vaciamiento interior del alma". Sus obras estaban marcadas por el carácter sagrado que culmina en sus cuadros religiosos, del rostro y la figura de Cristo. Pero este artista, difícilmente clasificable (aunque se le ha definido a veces como el único pintor francés que cultivó el expresionismo), no sólo pintó figuras religiosas. Entre sus temas preferidos se encontraban también las prostitutas, los payasos y los personajes de la Commedia dell"Arte, pero siempre tratados como tipos que encarnan el desamparo del hombre, el dolor y la angustia. Rouault utilizaba el mismo tratamiento formal para una bailarina o para un Cristo en la Cruz, un reflejo del diálogo entre lo sagrado y lo profano que caracteriza toda su obra.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao repasa la evolución de este singular pintor francés a través de 156 obras -entre óleos, grabados e, incluso, una vidriera- que permiten conocer a uno de los artistas más relevantes del siglo XX. Georges Rouault. Lo sagrado y lo profano no se trata de una retrospectiva convencional, a pesar de que se muestran sus obras más importantes, como Parade, Veronique o la serie de grabados Miserere. Según puso ayer de manifiesto el director de la pinacoteca, Javier Viar, su originalidad reside en presentar un buen número de obras inéditas en Europa, ya que son obras inacabadas procedentes del taller de Rouault, al que el artista rara vez permitió el acceso. Estas 76 obras forman parte de las más de 1.000 que fueron donadas el Estado francés en 1963 por su viuda y sus hijos.
En la presentación de la exposición se encontraban también uno de los nietos del pintor, Janiere Rouault, y la comisaria de la exposición, Angela Lampe, conservadora del Centro de Arte Moderno Georges Pompidou de París, que ha producido la muestra. La exposición se articula en cuatro capítulos: el circo, las obras inacabadas, la serie de grabados Miserere y las obras tardías de Rouault.
En los retratos de personajes circenses de su primera etapa, Georges Rouault experimentó con la forma y el color, al tiempo que mostró "compasión por los personajes e interés por desvelar su alma y acabar con su carácter frívolo", según explicó Angela Lampe.
Son payasos, acróbatas, malabaristas, bailarinas y personajes clásicos de la Commedia dell"Arte que desprenden infinita tristeza y que le permiten reflexionar sobre la soledad y las miserias humanas. Estas pinturas se interpretan en clave de crítica social y moral.
Las 72 piezas inéditas que se muestran en Bilbao estaban en el taller de Rouault a su muerte en 1958, y el artista las consideraba inacabadas a pesar de su "enorme calidad y debido a que su carácter hacía que nunca estuviera satisfecho", explicó Lampe. Al final de su vida quemó 315 de sus cuadros, que actualmente tendrían un gran valor.
sufrimiento Pero, sin duda, su obra más conocida es la serie de grabados Miserere, en la que trabajó durante décadas, por lo que está considerada la "columna vertebral" de su obra. En Bilbao se pueden ver 58 estampas en las que se ilustra el sufrimiento a través de una especie de vía crucis humano que establece un paralelismo con la pasión de Cristo, en una muestra más del diálogo entre lo sagrado y lo divino.
Sus obras tardías se caracterizan por una "explosión cromática", en la que predominan los tonos cálidos y luminosos y el dibujo se simplifica, lo que puede reflejar la "serenidad espiritual" del pintor en su última etapa, según la comisaria. La vidriera Cristo atado a la columna es una obra singular de este periodo, en el que Rouault es ya un artista conocido y respetado. La exposición Georges Rouault. De lo sagrado a lo profano se podrá ver en la capital vizcaina hasta el 13 de febrero.