bilbao. "Agotadas". Es la palabra que define el éxito que está cosechando el dúo humorístico Faemino y Cansado en el Teatro Arriaga, donde llevan escenificando su último espectáculo, Parecido no es lo mismo, desde el pasado lunes. En total, siete funciones hasta el domingo. Les encantaría "no titular" sus shows, pero la legislación vigente les obliga a ello.
Han calificado su humor de absurdo, inteligente y surrealista. ¿Con qué adjetivo se quedan?
Javier Cansado: Aceptamos todos los que sean halagadores. No nos gusta que digan que hacemos humor tonto. Hacemos realismo surrealista.
Hace tres décadas que se conocieron. ¿Cómo se han mantenido unidos tanto tiempo?
J.C.: Nuestra relación se apoya, no solamente en una forma de ver el humor, si no en que somos colegas. Las únicas parejas que hemos sobrevivido somos nosotros y Los Morancos. Ellos son hermanos y nosotros colegas. El secreto es ese.
¿De dónde se nutren para crear el guión de su espectáculo?
Carlos Faemino: De la vida cotidiana, que es inacabable, aunque siempre juegas con la angustia de la hoja en blanco. Pero, en nuestro caso, nunca te puede pasar eso porque mientras te sucedan cosas y las vivas lo puedes trasladar a la obra aportando tu punto de vista.
Demuestran que el humor no tiene por qué estar unido a la actualidad.
J. C.: Nosotros siempre nos jactamos de que si hacemos un sketch de hace 20 años lo haces hoy y no tienes que explicar nada.
¿Hay algún gag que siempre haga reír al público?
C.F.: Nos estamos malacostumbrando porque este espectáculo tiene la característica de que, desde el principio hasta el final, el público está a carcajada continua.
J.C.: Funciona mucho un gag en el que decimos que las mujeres solo piensan en follar. "Las chicas siempre están pensando en lo mismo". Es ambivalente porque funciona en todas las ciudades.
¿Cómo eligen los títulos de sus obras? "Parecido no es lo mismo", "Son dos"...
J.C.: El espectáculo no tiene un leit motiv. No hablas de algo en lo que los números tengan un nexo. Titulamos con nombres conceptuales porque no hay nada. Nos gustaría no titular.
Durante muchos años fueron uno de los dúos humorísticos fijos en televisión. De repente desaparecieron.
C.F.: Optamos por lo que más nos gustaba. Donde estábamos felices era en el teatro. Cuando surgió la opción del teatro nos daba mucha pereza volver a la televisión o compaginar. Además, son un poco incompatibles.
J.C.: Siempre recuerdo una anécdota del primer día que fuimos a la televisión. Hicimos un ensayo para que lo viera el director y el realizador dijo: "Vamos a grabar, por favor, que nadie se ría". Esa tensión se comunica y tú tienes que estar relajado y la televisión no te deja.
¿Qué es lo mejor de la vida?
J.C.: Dos palabras muy parecidas: el humor y el amor.
C.F.: El humor lo sacas de la realidad. Y con el amor estás borracho sin ingerir nada y estás en un estado de amnesia maravillosa.
J.C.: Ambos son muy revolucionarios porque a una persona enamorada o a una que se ríe no puedes hacer nada para convencerla.
¿Qué tiene el público vizcaino que agota las entradas?
C.F.: Notamos la tensión de que no hay prejuicio.
J.C.: Hace muchos años tuvimos un gran éxito en Aste Nagusia, nos dimos un baño de masas. Cada vez que venimos, llenamos. ¡Qué responsabilidad!