BILBAO. Rock, aires aflamencados y orientales, boleros y valses. Así se muestran los veteranos Doctor Deseo en su enésimo regreso, el de 2010, que coincide con la publicación de su décimo segundo disco, Deseo, cartografía imposible (Baga Biga), un trabajo conceptual con una decena de cortes, uno de ellos en euskera, centrados en el mundo del deseo. "Dado nuestro nombre, ya era hora ¿no?", se preguntaron ayer los bilbainos, que aseguraron que "hemos partido de lo pequeño, lo más profundo de la piel, pero se puede proyectar a lo social y lo político porque la cultura del deseo es revolucionaria".
Rosas y espinas, cielo e infierno, destrozos, promesas y arrepentimientos, Sodoma y Gomorra, lágrimas de placer, chocolate y vainilla, polvos y lodos. Doctor Deseo está de vuelta. Hace ya 24 años que el bajista Josi, ayer ausente por motivos de salud, y Francis Díez, vocalista, abrieron la "consulta" de Doctor Deseo, hoy un quinteto que se completa con las guitarras de Toro, los teclados de Raúl y la batería de Txanpi, ex Hertzainak. "El ir poco a poco, algo de suerte y estar siempre en la estación por si pasa el tren cogerlo, pueden haber contribuido a que sigamos aquí tanto tiempo después", explicó Francis.
Deseo, cartografía imposible es el 12º disco de los bilbainos. "Con nuestro nombre, ya tocaba hacer un disco conceptual sobre el deseo ¿no?", aseguraba ayer Francis -de negro de arriba abajo, trajeado, encorbatado, con gafas de sol y tocado con un sombrero- durante su presentación en Bilborock.
desde lo más profundo Son una decena de canciones inspiradas en el territorio del deseo y "hechas con deseo", que parten de "la cartografía de lo pequeño, de nuestro cuerpo, de lo más profundo de la piel y que alterna lo más oscuro y lo claro, que busca en los abismos y tanto en la felicidad, cuando todo tiene sentido, o en el choque de ese deseo con la realidad, cuya consecuencia puede ser un dolor intenso que podemos transformar en un buen maestro para acabar convirtiéndonos en un ser más fuerte y mejor".
Francis es un tipo leído. Por ello, sacó a colación aquella frase de Aristóteles, "sólo hay una energía motriz: el deseo", para defender el disco nuevo del grupo. Y, ya de paso, dar un poco de caña. "Todas las religiones y muchas ideologías, incluida la nuestra, se han dedicado a negar el deseo, ignorarlo o sustituirlo", recordó. Y fue más allá aún. "No solemos hacer distinciones entre lo individual y lo social y lo político. Por eso, el disco es intimista pero se puede proyectar. La sociedad del deseo es revolucionaria. A este país no le vendría nada mal acabar con la cultural del martirio y convertirse en una sociedad más sana. Es necesario aprender a desear", apostilló.
El disco, grabado entre diciembre de 2009 y febrero de 2010 en los estudios propiedad de Iñaki Uoho en Muxika, es "el que mejor suena" de la carrera de Doctor Deseo, según el grupo. Musicalmente, el quinteto ha elegido "los cuatro puntos cardinales" para expandir su sonido, explicaron metafóricamente para aludir a su sonido. De un lado, incluye guitarras Fender y Rickenbaker que evocan los orígenes del rock´n´roll desde el norte, además de algunos sonidos árabes que "recuerdan las mil y una noches", y aires aflamencados que miran al sur. "Hemos insistido en ir hacia el sur más que otras veces", indicó Francis, para quien "seguimos en el norte, perdidos y buscando, por lo que éste no deja de ser un disco de búsqueda, como casi todos los nuestros".