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mel Gibson regresa mañana a las pantallas de Norteamérica con Al filo de la oscuridad (Edge of Darkness), tras un parón forzado por sus manifestaciones antisemitas y conductas reprobables. Esta vez, interpretará a un detective que sufre el asesinato de su única hija. El Mel Gibson virtual, el que toma el mundo por montera y batalla por la justicia en películas impactantes, es mucho más interesante que el ciudadano de carne y hueso. Afortunadamente, el actor australiano ha aparcado su ideario retrógrado en los filmes que ha dirigido y ha vaciado de contenido su idealismo reaccionario. Braveheart, ganador de cinco premios de la Academia de Hollywood, expone la mejor cara de la lucha contra las injusticias y la liberación de los pueblos oprimidos con el pulso de un narrador listo, permeable y contundente.
El éxito de Braveheart fue superlativo entre la crítica y el público y se convirtió en una reivindicación justiciera que perdura en el tiempo. Mel Gibson es un concienzudo cineasta, flexible en la interpretación de la historia. Asimismo, indaga en el material histórico para enaltecer los ánimos de los personajes y del público. De alguna forma, crea personajes-arquetipos de gran calado humanista y político para defender tesis anteriores a la democracia. Gibson, obsesionado a su manera con la seguridad y la justicia social crea un personaje vitalista que ha pasado a la historia: William Wallace, un hombre que luchó por la independencia de las tierras escocesas y que aupó a los suyos con un discurso motivador como pocos: "Puede que nos quiten la vida, pero jamás la libertad".
Mel Gibson construye una interesantísima y vibrante obra contra la tiranía del poder en el siglo XIV y resalta el valor de un héroe que se encara contra el destino de su pueblo. Las melodías paganas de las "gaitas prohibidas" servirán de escudo moral contra el batallón inglés en una batalla que se juega en el terreno de la ética y la pleitesía. Frente a los escoceses dispuestos a trabajar para los ingleses, busca una razón de más para potenciar la moral y dignidad de los labradores escoceses, fuertes y acorazados en una tierra mítica. Mel Gibson sorprendió con Braveheart por su puesta en escena, clarividencia y dirección. La película ha envejecido mejor que él y su espíritu sigue vigente. Braveheart es un clásico épico que fue a contracorriente a mediados de la década de los 90.
Para el próximo año, Mel Gibson espera dirigir una película sobre los vikingos hablada en un idioma nórdico antiguo, tras sus incursiones épicas e historicistas en Corazón valiente (1995), La Pasión de Cristo (2004) y Apocalypto (2006).
Mientras tanto, reconoce que tiene "el bichito de la actuación otra vez" y que busca emociones fuertes. En Braveheart, que se ofrece mañana con DEIA, al precio de 4,95 euros, están aseguradas.