AGOSTO es un buen mes para disfrutar de los museos con mayor tranquilidad de la habitual durante el resto del año. El Museo de Bellas Artes de Bilbao aparece estos días como un buen destino para disfrutar de la gran exposición que ofrece del pintor vasco Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870-Madrid, 1945), considerado por la crítica como uno de los artistas más importantes de principios del siglo XX y referente absoluto de la pintura figurativa mundial.

BBK patrocina esta primera gran exposición retrospectiva dedicada a Zuloaga, que permanecerá en la capital vizcaina hasta mediados de octubre y que ofrece una compilación de su exitosa obra, habitualmente diseminada por todo el mundo. Tras casi un siglo de su muerte, y después de años de búsqueda e investigación, muchas de ellas vuelven a reunirse por primera vez en el museo bilbaino. “Se trata de una oportunidad única y extraordinaria para comprender la envergadura y trascendencia de la obra del artista vasco”, explican fuentes del museo, que ofrece casi un centenar de obras articuladas en 15 ámbitos: París, retratos de juventud, Sevilla, Segovia, la perdición urbana, la calle de las pasiones, intérprete de lo humilde, paisajes, retratos masculinos...

TRES PERIODOS La muestra, compartimentada en tres grandes periodos biográficos de Zuloaga, arranca con un nutrido (y también apenas conocido) grupo de obras de juventud que pintó en París en la década de 1890 influenciado por el naturalismo, el impresionismo y el simbolismo francés. Después, su visión de la figuración se nutrió de la arcaica identidad castellana tras su descubrimiento de la ciudad de Segovia. En esos años resultaba eviente la influencia de la cultura rural.

La exposición, que ofrece cuadros sobre la prostitución urbana y rural, costumbres religiosas, retratos y obras maestras como El cardenal o el Retrato de la condesa Mathieu de Noailles, culmina con su obra de madurez, íntima y luminosa, ligada a la Segunda República y el estallido de la Guerra Civil.