AUNQUE más conocido en su país que por estos lares, Boz Scaggs es un icono en Estados Unidos, un músico ecléctico que en medio siglo de carrera se ha zambullido en el rock y soul de la Costa Oeste, el r&b, éxitos hollywodienses como Lowdown, el jazz, los clásicos del folk... Y ahora, tres años después de A fool to care, disco que incluía sendos duetos con Bonnie Raitt y Lucinda Williams, se sumerge en el blues, su primer amor musical, en Out of the blues (Concord Records. Universal), que alterna versiones e inéditos.

“El blues me ha permitido acceder a un rango más amplio de emociones como músico”, reconoce este guitarrista y cantante nacido en Ohio pero criado en Texas y Oklahoma. Y a este estilo le dedica su disco nuevo, que completa una trilogía junto a Memphis y A fool to care, trabajos rendidos a la música con la que Scaggs creció en los años 50: los ritmos swing de la postguerra, el hit parade, Gershwin, las canciones del cine, el rock de Elvis, Domino y Richards, el country de Nashville, el blues de Chicago, el doowop...

Esa “exploración de mis influencias tempranas” se centra en el blues en el caso de Out of the blues, un disco sin estridencias a pesar de la electricidad de Radiator 110 y el rockero Little Miss night and day. En su mayor parte, ofrece un blues suave y cadencioso, mecido por aires reggae y con falsete en el caso de Rock and stick, y lento y con metales en I’ve just got to forget you, con profusión de teclados, guitarras y armónica. Scaggs se se pone negroide con el r&b I’ve just got to know y ofrece también versiones de On the beach, de Neil Young, y de Down in Virginia, de Jimmy Reid.

equipo soñado “Este proyecto es una especie de manifestación de dónde estoy ahora mismo en mi vida”, comenta Scaggs. “He estado haciendo muchos conciertos estos últimos años y me he centrado en mi voz y guitarra de una manera que solo se alcanza con muchos años de experiencia”, apostilla el estadounidense, que ha grabado el álbum con un equipo brillante de músicos de sesión que incluye al batería Jim Keltner.

Las pistas rítmicas se grabaron en solo cuatro días. Luego, Scaggs se fue de gira y no las escuchó hasta meses después. “Desde la primera reproducción, sentí que dimos en el clavo”, explica. “Es uno de mis discos más especiales. Llegó muy fácilmente, con sesiones sin esfuerzo, la química correcta y el equipo de tus sueños. Ha sido una alegría completa, de principio a fin”, concluye.